¿Estás pensando en comprar o vender una empresa? En el mundo de las fusiones y adquisiciones, el proceso de valoración juega un papel fundamental a la hora de determinar el mejor valor estimado para una empresa teniendo en cuenta todas sus contrapartidas. Existen numerosas ventajas en la comprensión de los entresijos del proceso de valoración que se tratarán en este artículo, siendo el beneficio más obvio y destacado la comprensión del valor intrínseco de un negocio, un hito vital para su posterior venta.
Es esencial diferenciar el valor de una empresa de su precio. El precio es el valor concreto de una empresa materializado en el momento de la venta, en función de la oferta y la demanda del mercado en ese momento. El valor de una empresa es lo que cada comprador potencial otorga a una empresa en función de su perfil e intereses. Es la medida monetaria de lo útil que va a ser la empresa para esa persona.
Tabla de contenidos
- Importancia de realizar un proceso de valoración
- Factores a tener en cuenta
- Tipos de valoración de empresas
- Conclusiones
Importancia de realizar una valoración de empresas
Numerosos propietarios de negocios y empresarios subestiman o simplemente desconocen lo que implica el proceso de valoración de empresas y dónde comienza. Este es un escenario común ya que el proceso de valoración es un proceso complejo de varios pasos con diferentes métodos de enfoque. Independientemente del método de valoración que se elija, la valoración de una empresa es un proceso en el que se miden los elementos generadores de valor actuales de la empresa, así como su posición competitiva dentro de su sector y sus expectativas financieras futuras. El tipo de método de valoración utilizado para el análisis dependerá entonces de factores como el sector industrial en el que opera la empresa, el tamaño de la misma, el flujo de caja previsto y el tipo de producto o servicio que ofrece. Por ejemplo, generalmente no se aconseja utilizar el método de valoración de transacciones comparables si el volumen de ventas o los beneficios son un 50% inferiores a los de la empresa objetivo.
El proceso de valoración es intrínsecamente técnico, de ahí que sea de vital importancia que quien realice la valoración adquiera conocimientos financieros. El valorador también debe conocer el modelo de negocio de la empresa, su estrategia, tener un conocimiento profundo del mercado en el que opera y de los elementos generadores de valor que adquiere.
«El objetivo principal de la valoración de la empresa es identificar las áreas críticas generadoras de valor del negocio.
El objetivo principal del proceso de valoración es identificar las áreas críticas generadoras de valor del negocio. Es esencial considerar qué áreas de su negocio pueden ser de interés o valor específico para la contraparte de la operación, ya que esto determinará en su mayoría los resultados de la valoración. Por ejemplo, dependiendo de la mentalidad y los objetivos del inversor, su interés puede no ser tanto la rentabilidad del negocio, sino quizás la cuota de mercado, el posicionamiento estratégico o un área especializada de la cadena de valor de la empresa. El resultado de la valoración se considera entonces una estimación significativa de un rango de valor que será un punto clave en la negociación del precio final pagado por la operación. Los resultados de la valoración son, por lo tanto, importantes no sólo para identificar los impulsores clave de los beneficios de la empresa, sino también para establecer un punto de referencia para las próximas negociaciones del acuerdo.
Factores a tener en cuenta
Antes de comenzar el proceso de valoración de la empresa, hay que tener en cuenta ciertos factores clave. Estos incluyen:
1. Rentabilidad y riesgo. Sustancialmente, todas las consideraciones que se hacen durante la valoración entran en dos categorías: rentabilidad y riesgo. Esto se debe a que un inversor se fija en el coste de oportunidad de realizar la operación, por lo que si hay una operación que es igual de rentable pero induce menos riesgo, es más probable que sea una opción de inversión.
2. Razones personales. Los inversores también son personas. Las emociones o los factores no económicos pueden influir en el proceso de toma de decisiones y, por tanto, en los resultados del proceso de valoración. Por ejemplo, si un vendedor está motivado para vender su negocio lo más rápido posible, el factor tiempo será prioritario sobre la venta a valor razonable por cualquier razón personal o emocional que sea. Por lo tanto, es vital entender cuál es el razonamiento de fondo del acuerdo para ambas partes de la transacción.
3. El entorno de la empresa afecta al valor. Las empresas no son islas. Su valor depende de factores externos y de las fuerzas del mercado. Por ejemplo, si el mercado de valores cotiza a múltiples volúmenes altos, su empresa valdrá más independientemente de su valor intrínseco. En comparación con el valor de la misma empresa cuando la bolsa está fría, incluso si su empresa es privada y seguirá siéndolo. Esto se debe a que la bolsa es una alternativa de inversión para cualquier inversor. Por ejemplo, si se trata de una empresa de construcción dispuesta a invertir, y se le ofrece un sector empresarial de pequeño tamaño por el doble del valor de la inversión que podría haber invertido en las acciones de una empresa de tamaño comparable en la bolsa, esta última sería la opción más segura para un inversor. Una empresa tendría que tener un valor estratégico significativo o potencial para que un comprador la considerara por encima de esta última inversión
4. Una valoración adecuada requiere información válida. Antes de considerar realizar una valoración y hacer predicciones de valor futuro, los datos pasados y presentes de la empresa deben ser precisos y correctos. Sólo con este tipo de datos, y junto con un enfoque estratégico, se puede realizar una estimación fiable y sacar conclusiones valiosas. Cuanto más completa y detallada sea la información que se adquiera sobre el modelo de negocio, las operaciones y las finanzas de la empresa antes de comenzar la valoración, mayor calidad y precisión tendrán los resultados.
Tipos de valoración de empresas
Hay varios métodos de valoración utilizados, dependiendo del objetivo de la evaluación. Sin embargo, los dos métodos más destacados utilizados por los analistas son el método de los flujos de caja libres descontados y el método de las transacciones comparables:
1.Método de los flujos de caja libres descontados (DCF).
Este método pretende determinar la capacidad de la empresa para generar riqueza, estimando el dinero que los propietarios podrían llevarse a casa durante la vida de la empresa. Este método se utiliza para convertir estos flujos de caja futuros en moneda de hoy, utilizando una «tasa de descuento» para reflejar el valor del dinero futuro descontado al valor de hoy, incluyendo el riesgo potencial asociado a dicha generación de riqueza. Esencialmente, este método permite conocer el rendimiento futuro de la empresa y su capacidad para generar flujo de caja a través de los recursos de la empresa.
El método del flujo de caja libre descontado requiere el análisis de los datos históricos del pasado. Esto proporcionará una visión de los factores que conducen a los costes incurridos y a los ingresos generados. También debe prestarse especial atención a los factores que pueden afectar a las proyecciones financieras futuras. Estas deben incluir los ingresos, los costes, los beneficios, los planes de inversión, el flujo de caja previsto y la estructura económica de la empresa. Esta proyección actuará como una hipótesis sobre los datos financieros futuros (balances, cuentas de resultados, etc.).
También hay que tener en cuenta el análisis del mercado y el análisis del posicionamiento de la competencia cuando se realiza este método de valoración. Entender los efectos de las cinco fuerzas de Porter (barreras de entrada, amenaza de sustitutos, poder de negociación del comprador, poder de negociación del proveedor y rivalidad entre competidores) nos permitirá anticipar un aumento de la demanda, medir el poder de negociación de clientes y proveedores, y conocer la vulnerabilidad de la empresa respecto a productos sustitutivos o el grado de competitividad en precios dentro del sector. Además, el análisis de su posicionamiento competitivo respecto a los competidores que operan en el mismo sector industrial aumentará o disminuirá el valor final de la operación.
Una vez cubiertos estos análisis preliminares, se puede estimar el flujo de caja, que será una estimación del efectivo futuro que un accionista puede llevarse a casa sin perjudicar el crecimiento de la empresa, en consecuencia, durante un tiempo. Este tiempo suele oscilar entre 4 y 5 años. Después, estimar un valor exacto puede ser extremadamente complicado. Por esta razón, los compradores suelen calcular las proyecciones para un tiempo más corto que los vendedores. Recuerde que los flujos de caja futuros deben ser descontados a una tasa de descuento porque el valor del dinero hoy no es el mismo que será en el futuro.
2.Método de las transacciones comparables.
Este método propone un conjunto de ventajas únicas. Es más rápido, más sencillo y más práctico, aunque puede resultar alejado de la realidad si se lleva a cabo de forma incorrecta. Dado que el análisis de este método se basa en suposiciones, puede dar lugar a futuras discrepancias entre el vendedor y el comprador. Esto se debe a que los vendedores suelen basar su precio en la próxima generación de valor (o en lo que el comprador hará con la empresa), lo que puede dar lugar a problemas durante la ruptura de las negociaciones, ya que ambas partes tienen expectativas diferentes. Por esta razón, el método de valoración del flujo de caja descontado puede resultar más preciso.
Es muy aconsejable no comparar empresas basándose en el volumen de ventas, o en beneficios inferiores al 50% de la empresa objetivo, ya que los múltiplos comparados se vuelven insignificantes debido a la gran diferencia entre los tamaños de las empresas. También es muy importante tener una base de datos completa de fusiones y adquisiciones anteriores y un conocimiento profundo del sector objetivo junto con todos sus participantes.
En la práctica, la mayoría de los compradores eligen el método de valoración simplificado basado en los múltiplos de EBITDA. La valoración por múltiplos es un método válido sólo si se cumplen los siguientes criterios:
Si se dispone de un amplio abanico de empresas similares
Si el ámbito de las empresas o transacciones es homogéneo
Si los datos son relevantes y oportunos
El uso de los múltiplos puede ayudarle a comprender cuánto se está pagando por empresas como la suya y puede resultar muy útil durante las negociaciones, especialmente si dispone de información sobre el historial de transacciones de la contraparte. Una buena práctica supondría la aplicación de ambos métodos de forma complementaria para garantizar una mayor precisión del valor estimado.
Conclusiones
En definitiva, el proceso de valoración es una tarea preliminar para vender su empresa. Proporciona una visión de las áreas críticas de un negocio, lo que permite a los propietarios aprovechar las ventajas y centrarse en la mejora de las vulnerabilidades. Y lo que es más importante, esta valoración proporciona una estimación precisa del rango de valor que ambas partes de la operación pueden utilizar como columna vertebral de las negociaciones del acuerdo. Como ya se ha dicho, no existe una fórmula definitiva ni un método de valoración perfecto para cada situación. Sin embargo, conociendo las características de la empresa y su entorno correspondiente, se puede elegir el método que mejor se adapte entre una variedad. Es un proceso esencial para poder maximizar el precio de la empresa respaldado por razonamientos lógicos y argumentos numéricos.
«La valoración empresarial es un proceso esencial para poder maximizar el precio de la empresa respaldado por razonamientos lógicos y argumentos numéricos.
En segundo lugar, los resultados de la valoración actúan como una sólida piedra angular de las negociaciones y no se vinculan al precio final de la operación. Es raro que tanto los compradores como los vendedores se pongan de acuerdo inmediatamente en el precio fijado, por lo que la valoración, en cierto sentido, lleva a las dos partes de las expectativas a un punto intermedio.
En tercer lugar, los datos válidos y completos son los que hacen una valoración adecuada. Por lo tanto, antes de abordar cualquiera de los métodos de valoración, es de vital importancia validar que los datos financieros históricos de los que dispone la empresa son coherentes y precisos. Sólo con datos válidos y un enfoque estratégico bien planificado se puede hacer una proyección fiable. Además, cuanto más completa y detallada sea la información disponible, más precisos y de mayor calidad serán los resultados de la valoración.
Hemos aprendido que los métodos de valoración más comunes son el llamado método del flujo de caja libre de descuento y el método de las transacciones comparables. El método del flujo de caja libre de descuento adquiere su principal ventaja en su capacidad para medir los resultados futuros en la actualidad. Es un método más tedioso y complejo, por lo que la mayoría de los inversores y propietarios de empresas, especialmente en las primeras etapas, prefieren utilizar la alternativa más sencilla denominada método de las transacciones comparables. Aunque este método es más sencillo, plantea una serie de requisitos de investigación, como tener acceso a una base de datos lo suficientemente amplia con fusiones y adquisiciones anteriores, y un conocimiento preliminar del sector industrial.
Por último, a pesar de contar con varias fórmulas de valoración de empresas, la clave del análisis reside en el equipo encargado de la operación. La empresa que actúa como asesora de la operación debe tener en cuenta factores de futuro como la proyección de la empresa, la posibilidad de alianzas con otras empresas, la inversión en I+D, los cambios normativos, los posibles cambios en los hábitos de consumo, la internacionalización de la empresa o la posibilidad de adaptar el producto o servicio a los mercados exteriores, la posibilidad de explotar nuevas gamas de productos, etc.
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