En 1888, Alexandre-Ferdinand Godefroy, un inventor francés de peluquería, patentó el primer antecedente del secador de pelo. El artilugio debía conectarse «a cualquier forma adecuada de calentador», que enviaría aire caliente a través de un tubo a una cúpula que rodeaba la cabeza de la mujer. El aparato era impresionantemente polivalente: para utilizarlo para el champú, Godefroy sugería quitar todas las piezas excepto una que se asemejaba al ala de un sombrero, que se sujetaba alrededor de la cabeza de la mujer para redirigir la espuma hacia el lavabo. («Otro uso al que puede aplicarse el aparato», escribió Godefroy, «es el de dar forma a los soportes de las pelucas»)
El invento de Godefroy incluía una válvula de escape para el vapor, de modo que las cabezas de las mujeres no se cocinaran. Pero la máquina, y los secadores de pelo de gas que le siguieron, carecían del segundo elemento de los secadores modernos: el flujo de aire. De hecho, a principios del siglo XX, los anuncios y los inventores instaban a las mujeres a conectar una manguera de secado de pelo al tubo de escape de sus aspiradoras, vendiendo no sólo mechones secos sino también una eficiencia suprema. Una patente de 1926 ofrecía un cepillo que podía conectarse «a un aparato de succión o soplador adecuado mediante el cual el polvo y la suciedad pueden ser arrastrados mientras se utiliza dicho cepillo».
Al mismo tiempo, los inventores empezaron a combinar motores generadores de calor y ventiladores en secadores de pelo eléctricos de mano que se asemejan mucho a los nuestros de hoy, aunque eran más pesados y conllevaban el riesgo de electrocución en la bañera. Pero el secador de pelo no despegó en serio hasta la década de 1920, que coincidió con el momento en que las empresas de servicios públicos empezaron a enviar vendedores con planchas, tostadoras y platos calientes, tratando de impulsar los electrodomésticos de consumo diurno para equilibrar el uso residencial de la electricidad, que era más intenso por las noches. También fue la época en que se puso de moda el bob.