El vudú es una religión animista que consagra un culto a los Loas (dioses) y a los antepasados-el culto a los antepasados constituye un sistema de creencias y ritos religiosos que se utilizan principalmente para reforzar el sistema social así como la dependencia de los espíritus vudú, guardianes, deidades o fuerzas de la naturaleza. El vudú se originó en África, concretamente en las tribus Fon, Yoruba y Ewe. Geográficamente, estos grupos étnicos se encuentran en Ghana, Togo, Benín y Nigeria. Más que una religión o un culto a la muerte, el vudú desempeña un papel importante en la vida cotidiana a través de la simbolización de las tradiciones africanas para el pueblo haitiano. El vudú no es ni mucho menos un culto uniforme, sino que ha evolucionado de forma diferente de una región a otra.
El vudú es más que una síntesis de diferentes creencias africanas porque incorpora importantes influencias del cristianismo. La palabra vudú procede de la lengua fon, hablada en Benín, y significa «una especie de poder misterioso y, al mismo tiempo, temible». El vudú está presente en todos los ámbitos de la vida haitiana y tiene una influencia considerable en cada persona y en cada elemento natural. El panteón vudú se compone de numerosos Loas, generalmente asociados a un santo católico. A pesar de la existencia de estos Loas, el vudú es esencialmente monoteísta; en su concepción, los Loas no son ni más ni menos que los intermediarios entre Dios y los humanos.
El culto al vudú apareció en el Nuevo Mundo con la trata de esclavos africanos, que se inició en Haití durante el siglo XVIII. Los esclavos trajeron consigo estas tradiciones africanas. También hay algunas variaciones de este culto en Brasilia y en las islas de Antigua. El vudú implica una mezcla de diferentes creencias étnicas y se convirtió rápidamente en un importante elemento de cohesión cultural para los esclavos, que procedían de diferentes culturas y utilizaban diferentes idiomas.
Según la tradición del vudú, los humanos entran en comunicación con los Loas de forma muy ritual. Los Loas son caprichosos y sólo serán de ayuda si se entra en contacto con ellos correctamente mediante la elaboración de diferentes rituales (según los Loas con los que se desee contactar). El servicio vudú tiene lugar en el oúfo (templo vudú) y este ritual debe ser oficiado por un hougan (sacerdote) o una mambo (sacerdotisa). Los adeptos al vudú atribuyen las enfermedades y las muertes a la ira de los antepasados enfadados; de ahí la gran importancia que se da al ritual y a la ceremonia de apaciguamiento. La ceremonia vudú abarca varios elementos, como la música, la danza, la ofrenda de alimentos, los tambores y los sacrificios de animales.
El ritual Rada, que se utiliza en el rito de iniciación, involucra a los «Loas buenos» que han venido de África, y que representan el mundo místico perdido. Dentro de la ceremonia vudú, los Rada Loas son los primeros en ser servidos; representan a los guardianes de la costumbre y la tradición. Los Rada Loas desempeñan una importante función a través de los diferentes procesos de curación y su principal característica es el hecho de que todas sus acciones están dirigidas al bien. En contraposición, el ritual Petro implica a los «Loas malos», originarios de Haití. Los Petro Loas son considerados los maestros de la magia. Encarnan una especie de fuerza implacable. Como describe el etnólogo Alfred Métraux, «la palabra Petro evoca ineludiblemente visiones de fuerza implacable, de rudeza e incluso de ferocidad» (1972).
Los rituales Rada y Petro utilizan tanto la magia defensiva como la ofensiva, y pueden ayudar a obtener justicia para alguien que ha sido perjudicado. El ritual de posesión, que aparece en el ritual de Petro, constituye la forma más importante de conectar a los espíritus o antepasados con los seres humanos. La crisis de posesión aparece cuando el practicante de vudú se encuentra en una situación de matrimonio con un Loa y se convierte en su «caballo». La persona poseída sufre de amnesia, lo que se explica por el hecho de que nadie puede ser al mismo tiempo dios y humano. Esta crisis de posesión aparece generalmente en una ceremonia llamada Manger-Loa y constituye el mayor acontecimiento de la ceremonia vudú.
La conceptualización vudú del mundo implica la creencia en la continuidad entre la vida y la muerte. En el vudú, la muerte se percibe como una regeneración de toda la sociedad si los diversos rituales de la muerte y los servicios de entierro están bien ejecutados. Además, se atribuye una importancia considerable a los muertos y al mantenimiento regular de la tumba. De este modo, el culto del vudú consigue alcanzar una reconciliación entre el mundo de los vivos y el de los muertos.