Diagnóstico de la bursitis y la tendinitis en adultos

La bursitis y la tendinitis se producen cuando la inflamación, o hinchazón grave, afecta al tejido blando que ayuda a los músculos y los huesos a moverse. La inflamación forma parte de la respuesta natural del cuerpo a las lesiones y también puede ser el resultado de la irritación o el estrés repetidos de los tendones y las articulaciones.

La bursitis es la inflamación de los sacos delgados y llenos de líquido llamados bursas, situados en todo el cuerpo entre los huesos y el tejido blando circundante, como los tendones y los músculos. Las bursas lubrican y amortiguan los tendones y otros tejidos y ayudan a que se muevan con suavidad durante el movimiento. La tendinitis es la inflamación de un tendón, un cordón de tejido resistente que conecta el músculo con el hueso. Los tendones y los músculos trabajan juntos para mover los huesos.

La bursitis y la tendinitis son afecciones comunes que a menudo se producen al mismo tiempo. La inflamación puede producirse en las bursas o los tendones de cualquier parte del cuerpo, pero la bursitis y la tendinitis se diagnostican con mayor frecuencia en la rodilla, el codo, el hombro, la cadera o el talón.

Causas y síntomas

Los síntomas de la bursitis y la tendinitis incluyen enrojecimiento, hinchazón, sensibilidad y dolor en la parte del cuerpo afectada. La piel alrededor de la zona afectada puede estar caliente al tacto. A menudo, los síntomas son más notables durante y después de la actividad física y empeoran con el tiempo.

Estas afecciones tienden a producirse como resultado del uso excesivo de los tendones y los músculos y suelen afectar a los atletas y a las personas cuyos trabajos requieren los mismos movimientos una y otra vez durante largos períodos. Por ejemplo, la bursitis o la tendinitis pueden desarrollarse en el hombro como resultado de los repetidos movimientos de martilleo y pintura requeridos en la carpintería o los movimientos de lanzamiento y balanceo requeridos en el béisbol. Estas afecciones también pueden afectar a una persona que aumente repentinamente su actividad física sin haber desarrollado gradualmente su resistencia de antemano.

La bursitis y la tendinitis pueden afectar a personas de cualquier edad, aunque el riesgo aumenta a medida que las personas envejecen y los tendones se vuelven menos flexibles. Algunas afecciones, como la artritis reumatoide y la diabetes, aumentan el riesgo de bursitis y tendinitis porque debilitan los tejidos blandos y hacen que las bursas y los tendones sean más susceptibles a la irritación y la inflamación.

La bursitis y la tendinitis son afecciones progresivas, lo que significa que los síntomas se agravan con el tiempo sin tratamiento. La inflamación de una bursa puede provocar dolor crónico e hinchazón, y la inflamación de un tendón puede provocar un desgarro que, en casos graves, puede hacer que el tendón se separe del hueso. El diagnóstico precoz de la bursitis y la tendinitis permite a los médicos comenzar el tratamiento antes de que se produzcan daños graves.

Los médicos del NYU Langone Orthopedic Center pueden diagnosticar la bursitis y la tendinitis durante una exploración física, incluso poco después de una lesión. Si se necesitan más detalles para confirmar un diagnóstico, los médicos pueden recomendar pruebas de imagen, como resonancias magnéticas y radiografías.

Examen físico

Los médicos examinan la zona afectada para buscar hinchazón, enrojecimiento o calor. También palpan si hay protuberancias bajo la piel, que pueden indicar la existencia de bursas inflamadas. Los médicos utilizan sus manos para mover suavemente la parte del cuerpo afectada para ver si la bursitis o la tendinitis limitan el rango de movimiento o causan dolor. Es posible que le pidan que se ponga de pie y camine unos pasos o realice otros movimientos mientras el médico evalúa si los síntomas afectan a su capacidad de movimiento.

El médico suele diferenciar entre bursitis y tendinitis basándose en la localización del dolor y la inflamación en relación con la anatomía de la zona afectada, pero puede recomendar la realización de pruebas de imagen para confirmar el diagnóstico.

Antecedentes médicos

Durante el examen, los médicos le preguntan por su estado de salud actual y pasado, así como por la naturaleza de su lesión. Es posible que quieran saber cuándo notó por primera vez las molestias, si los síntomas se produjeron a raíz de un incidente concreto o si empeoran durante la actividad, especialmente si se trata de movimientos repetidos. También le preguntan si ha sido operado de la parte del cuerpo afectada.

Radiografía

La IRM es una técnica de imagen avanzada que utiliza un campo magnético y ondas de radio para crear imágenes detalladas en dos y tres dimensiones de los tejidos blandos del interior del cuerpo. Las resonancias magnéticas proporcionan imágenes claras de la inflamación en las bursas y los tendones afectados y pueden utilizarse para confirmar el alcance de una lesión.

Rayos X

Los rayos X utilizan haces de luz de alta energía para crear imágenes de los huesos y otras estructuras. Los médicos utilizan los rayos X para examinar los huesos y descartar otras causas de dolor e inflamación, como las fracturas por estrés, que son pequeñas roturas superficiales en el hueso.

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