Una combinación de síntomas inespecíficos, como el dolor de espalda y la pérdida de peso, debería alertar a los médicos de la posibilidad de que se trate de un mieloma múltiple.
Aún así, no es probable que el reconocimiento de los patrones de los síntomas mejore los resultados, ya que el estudio no encontró ninguna relación entre el tiempo transcurrido desde los primeros síntomas hasta el diagnóstico y la supervivencia, lo que hace que los investigadores pidan que se lleven a cabo estudios más amplios para determinar si recomendar la detección precoz sería legítimo.
El estudio, «Presenting Signs of Multiple Myeloma and the Effect of Diagnostic Delay on the Prognosis,» fue publicado en el Journal of the American Board of Family Medicine.
En su búsqueda de signos tempranos de mieloma múltiple, los investigadores del Centro Médico de la Universidad Hadassah-Hebrew de Israel revisaron las historias clínicas de 110 pacientes a los que se les diagnosticó mieloma entre 2002 y 2011.
Al examinar los dos años anteriores al diagnóstico de mieloma, el equipo de investigación buscó específicamente la presencia de dolor de espalda y, a continuación, identificó otros síntomas que podrían indicar que el dolor estaba causado por el mieloma.
Para obtener datos fiables, el equipo también examinó los registros de los individuos de control, que tenían dolor de espalda pero nunca desarrollaron cáncer.
El estudio demostró que el 87 por ciento de los pacientes tenían algún tipo de dolencia en los dos años anteriores al diagnóstico de mieloma. El dolor de espalda y otros tipos de dolor musculoesquelético fueron las quejas más comunes, constituyendo el dolor de espalda el 58 por ciento de las quejas.
También, más de la mitad de los pacientes tuvieron una infección en los años anteriores al diagnóstico, mientras que la pérdida de peso y la fatiga se encontraron en el 9 por ciento y el 25 por ciento de los pacientes, respectivamente. Entre las medidas de laboratorio anormales se encontraban la creatinina, la anemia -presente en el 68 por ciento de los pacientes analizados- y una mayor velocidad de sedimentación globular, presente en el 82 por ciento.
Un análisis en el que se sopesaron todos los factores en los pacientes y en los controles con dolor de espalda demostró que la pérdida de peso, la fatiga, la anemia y la presencia de otros valores de laboratorio anormales eran más probables en los pacientes que en los controles.
El tiempo transcurrido desde los primeros síntomas hasta el diagnóstico de mieloma fue más largo en los pacientes de mayor edad, pero no influyó en el estadio del cáncer en el momento del diagnóstico. Tampoco tuvo relación con los tiempos de supervivencia o las tasas de mortalidad.
En conjunto, el dolor por sí mismo no es una señal de advertencia de mieloma, pero cuando se presenta con otros síntomas inespecíficos, esto debería ser una señal de advertencia que alerte al médico de que puede haber un cáncer.