El tratamiento de las fracturas por compresión de los cuerpos de las vértebras ha recibido una gran atención en los últimos años, ya que las exposiciones radiográficas correctas han demostrado la frecuencia de esta lesión.
La descompresión se ha llevado a cabo de varias maneras por diferentes hombres. El método de descompresión y reducción que se va a describir se originó en 1927, y ha tenido mucho éxito y ha demostrado ser seguro. Este documento trata únicamente de los casos que no presentan síntomas de lesión de la médula espinal y de aquellos casos en los que la lesión demostrable se limita al cuerpo de una vértebra.
El tratamiento se lleva a cabo de la manera que se describirá. El paciente recibe una anestesia general para asegurar una completa relajación muscular durante el proceso de descompresión y reducción. Se obtiene una fuerte tracción y contratracción haciendo que dos hombres tiren hacia abajo de los tobillos mientras otros dos tiran fuertemente hacia arriba de sábanas cruzadas bajo los hombros y sobre el pecho. Se dobla una sábana hasta una anchura de ocho pulgadas y se pasa por debajo de los segmentos lesionados mientras el paciente está tumbado de espaldas.
Entonces, por medio de esta sábana, el operador y su ayudante lanzan al paciente directamente hacia arriba y cogen su peso mientras todavía está en hiperextensión; la fuerte tracción se mantiene durante toda esta maniobra. La fuerza de la manipulación puede graduarse según el caso individual. En los casos de impactación puede ser necesaria una fuerza considerable para desenganchar los fragmentos. Por otra parte, en los casos en los que se ha producido una conminación del hueso, un movimiento de elevación suave será suficiente para restaurar las distintas porciones del hueso a sus relaciones normales.
Después de que se haya realizado la descompresión, la reducción se mantiene colocando al paciente en hiperextensión marcada en un marco de Goldthwait mientras está completamente relajado. La colocación adecuada del paciente en una barra correctamente curvada es un paso esencial en este procedimiento. A continuación se aplica un yeso para mantener la posición corregida. La experiencia indica que el paciente no debe colocarse en posición boca abajo mientras está en la escayola, ya que esto ha dado lugar a una cierta reducción de la altura vertical de un cuerpo vertebral que previamente se había sacado a una altura normal. El tiempo en la escayola suele ser de cuatro meses. En los casos en los que se ha producido mucha destrucción ósea el tiempo se ha incrementado hasta que la radiografía demostraba la reconstrucción de la estructura ósea.
Durante las discusiones anteriores sobre este tema se ha planteado a menudo la pregunta: «¿Es necesario un tratamiento tan radical y prolongado en estas fracturas por compresión simples?» La respuesta es: «Sí». El fracaso de la inmovilización y el fracaso incluso de las operaciones de estabilización para dar resultados satisfactorios, especialmente en los casos industriales, es atestiguado por Eikenbary, de Seattle, que revisó doscientos casos en 1928.