La gente produce residuos.
Es un hecho de la vida.
Ya sea que los residuos se produzcan en el hogar o en un entorno empresarial, siguen siendo residuos, y se siguen produciendo, y es nuestra responsabilidad hacer algo al respecto.
Por suerte, hay varias opciones de gestión de residuos entre las que se puede elegir, algunas más ecológicas que otras. En general, existen cuatro tecnologías principales de gestión de residuos: los vertederos, el reciclaje, el compostaje y la incineración.
Examinemos los vertederos. Los vertederos, una de las formas más comunes de gestión de residuos, son grandes agujeros excavados en el suelo que se revisten de arcilla y plástico para contener los residuos. En 2009, había unos 30.000 vertederos en Estados Unidos.
Aunque son comunes, los vertederos plantean una serie de problemas, muchos de ellos importantes. El metano y el dióxido de carbono, por ejemplo, suelen ser liberados por los vertederos al aire. El metano es especialmente problemático, ya que es hasta 20 veces más eficaz que el dióxido de carbono a la hora de atrapar el calor en la atmósfera.
Los vertederos no sólo liberan gases, sino también líquidos. El más potente de ellos, quizás, es el lixiviado, que puede contaminar las fuentes de agua subterráneas. La EPA exige que los trabajadores de los vertederos capturen y eliminen los lixiviados mediante bombas de lixiviación, pero hay numerosos vertederos cerrados o abandonados que siguen emitiendo este líquido nocivo.
Además, los vertederos requieren grandes cantidades de espacio terrestre: millones de acres tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo. Cuando los vertederos alcanzan su capacidad, sólo hay dos opciones: una, hacerlos más grandes, o dos, simplemente construir más. Desgraciadamente, todos los vertederos acaban alcanzando su capacidad y, cuando lo hacen, no desaparecen, sino que permanecen llenos de nuestros residuos.
Esencialmente, un vertedero es una gran bolsa de basura llena que se queda en la cocina. A medida que se acumulan más bolsas, su cocina se llena y se vuelve inhóspita. Así pues, los vertederos plantean varios problemas directos e indirectos a nuestra sociedad y tendrán que ser vigilados por la EPA en los próximos años. En resumen, no son una forma sostenible de gestión de residuos, ya que las generaciones futuras tendrán que hacer frente al problema de los vertederos que estamos creando hoy.
Como resultado, el reciclaje es siempre una mejor opción que los vertederos cuando se trata de la gestión de residuos, sobre todo porque prácticamente cualquier forma de residuos puede ser reciclado.
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