Teoría de los rasgos de liderazgo

Ver también: Estilos de liderazgo

La teoría de los rasgos de liderazgo es una de las primeras teorías sobre el liderazgo, que se remonta a la afirmación de Thomas Carlyle de 1849 de que «la historia del mundo era la biografía de los grandes hombres».

Es la idea de que hay ciertos rasgos innatos que hacen que las personas tengan más probabilidades de tener éxito como líderes: en esencia, afirma que los líderes nacen, no se hacen.

Las primeras investigaciones sobre el liderazgo analizaban lo que distinguía a los líderes de los seguidores, partiendo de la base de que los que habían surgido como líderes probablemente tenían más rasgos de liderazgo que sus seguidores.

Muchos estudios descubrieron que no había mucha diferencia entre los dos grupos, lo que achacaban a errores en la selección de los líderes. Sin embargo, dado que el propósito de identificar los rasgos de liderazgo era facilitar la identificación de líderes potenciales, esta falta de diferencia era un poco preocupante.

La popularidad de la teoría de los rasgos ha ido y venido a lo largo de los años. Hasta principios de la década de 1950, era realmente la única teoría del liderazgo que se consideraba válida.

Sin embargo, en 1948, un investigador llamado Stogdill se dio cuenta de que las personas que eran líderes en una situación no eran necesariamente líderes en otras situaciones, lo que más bien destruyó la teoría de los rasgos, y comenzaron a surgir las teorías situacionales y conductuales.

Los rasgos, los comportamientos y las situaciones

La teoría de los rasgos del liderazgo dice que hay rasgos de personalidad definidos que distinguen a los líderes de los seguidores.

En otras palabras, los líderes son tipos de personas diferentes de los seguidores.

Las teorías conductuales del liderazgo dicen que es el comportamiento de los líderes lo que los distingue de sus seguidores.

En otras palabras, el liderazgo es una habilidad que se puede enseñar.

Las teorías de liderazgo situacional afirman que un líder surge para adaptarse a la situación. Diferentes personas tomarán el liderazgo en diferentes situaciones.

Esto sugiere que diferentes situaciones requieren diferentes habilidades.

Teoría moderna de los rasgos

Después de haber desacreditado por completo la teoría de los rasgos a finales del siglo pasado, los investigadores han empezado a considerarla de nuevo más recientemente.

Sin embargo, esta vez el enfoque es más matizado y considera si hay aspectos de la personalidad que hacen que las personas sean más propensas a convertirse en líderes y a tener éxito como tales.

Esto no quiere decir que no se puedan hacer líderes y que no se puedan enseñar las habilidades de liderazgo, sino que hay ciertos rasgos que hacen que las personas sean más propensas a buscar puestos de liderazgo.

Por ejemplo, la mayoría de los líderes son extrovertidos: disfrutan de la compañía de los demás y buscan cargos públicos.

Otros enfoques modernos son aún más sofisticados y permiten a los investigadores estudiar combinaciones de rasgos que pueden ser eficaces en situaciones concretas, combinando así la teoría de los rasgos con las teorías situacionales del liderazgo.

Kirkpatrick y Locke combinan claramente las dos, sugiriendo que hay rasgos clave que ayudan a las personas a adquirir las habilidades necesarias para el liderazgo, a desarrollar una visión para sí mismos y para los demás, y a poner en práctica la visión.

Sugieren que las investigaciones demuestran que los rasgos clave de los líderes son:

  • Impulso, un término amplio que utilizan para englobar los conceptos de tener un historial de logros, estar fuertemente motivado y ser ambicioso, tener energía y tenacidad, y ser capaz de tomar la iniciativa;
  • Motivación para el liderazgo, que es el deseo de liderar a los demás, a menudo debido al desarrollo de una visión clara de dónde debería estar la empresa u organización. No se trata de un deseo de poder en sí mismo;
  • Honestidad e integridad, que consiste en presentar una imagen honesta de uno mismo, para que sus seguidores le respeten;
  • Confianza en sí mismo, que se asocia con la estabilidad emocional;
  • Capacidad cognitiva, a menudo descrita como inteligencia; y
  • Conocimiento de la empresa, que se considera esencial para la credibilidad. Sin embargo, esto no siempre es así, ya que hay muchos ejemplos de directores generales de gran éxito que han sido contratados precisamente porque no conocían el negocio y, por tanto, serían más propensos a fomentar la innovación disruptiva.

Kirkpatrick, S.A. y Locke, E.A. (1991) «Leadership: do traits matter?», Academy of Management Perspectives, 5(2), 48-60

Parece que hay pruebas menos claras para rasgos como el carisma, la creatividad y la flexibilidad, aunque a menudo se consideran esenciales para el éxito del liderazgo.

Una reflexión pragmática…

La mayoría de estas amplias descripciones parecen probablemente algo obvias como rasgos potenciales de liderazgo. Después de todo, es mucho menos probable que quienes carecen de ellos busquen o tengan éxito en la consecución de puestos de liderazgo.

Por ejemplo, alguien que carece de empuje, de motivación para el liderazgo y de confianza en sí mismo no va a solicitar un puesto de director general, ni siquiera va a tratar de asumir un papel de liderazgo en un grupo informal fuera del trabajo.

Esto plantea la cuestión de si los líderes necesitan estos rasgos, o simplemente es más probable que los posean.

En otras palabras, ¿tenerlos te convierte en un mejor líder, o simplemente es más probable que te conviertas en un líder en primer lugar? Esta es una pregunta para la que no hay una respuesta fácil.

Al igual que ocurre con muchas teorías académicas, la teoría de los rasgos de liderazgo quizá sea mejor considerarla como una idea interesante, pero que no debería perjudicarle si desea buscar un puesto de líder, ya sea formal o informal.

Por todos los grandes líderes de la historia que han poseído muchos de los rasgos considerados ideales, hay muchos más que no lo hicieron.

Parece probable que el liderazgo exitoso sea tanto el resultado de querer tener éxito, y de trabajar en la mejor manera de lograrlo, como de poseer algún rasgo de personalidad en particular.

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