Reproducido con permiso del Segundo Catálogo Judío, publicado por la Sociedad de Publicaciones Judías.
Ser bar/bat mitzvah y convertirse en bar/bat mitzvah (alguien que está obligado a cumplir los mandamientos) no tienen una relación de causa y efecto. En otras palabras, uno es un miembro de pleno derecho de la comunidad judía, capaz de participar en todos los aspectos de su expresión religiosa y su existencia, aunque nunca haya tenido una celebración de bar/bat mitzvah. Todo lo que se necesita es que uno tenga 12 años si es mujer y 13 si es hombre.
Es común escuchar a las personas lamentarse por no haber tenido la oportunidad de celebrar un bar/bat mitzvah. Los bar/bat mitzvah para adultos se han vuelto cada vez más comunes en los últimos años. Muchas personas que no tuvieron la oportunidad de celebrar uno a la edad apropiada han optado por observar este rito de paso en una fecha posterior. Aunque estas ceremonias son experiencias muy conmovedoras y los esfuerzos por estudiar y prepararse para ellas deben ser alabados y fomentados, es importante recordar que la esencia del bar/bat mitzvah es la edad del individuo. Las obligaciones y responsabilidades pasan a ser suyas tanto si hay una celebración formal como si no.
La ceremonia, que es de origen bastante reciente, no le convierte a uno en bar/bat mitzvah; simplemente marca el momento en que uno se convierte en «hijo/hija de los mandamientos». El verdadero significado de la frase no es «hijo o hija de los mandamientos» sino «uno de los mandamientos».