Poda de perales – Cómo y cuándo se poda un peral

Los perales son ideales para los huertos de jardín por su tamaño manejable y su impresionante despliegue de flores de primavera. Los árboles estándar rara vez superan los 18 pies (5,5 m.) de altura, y muchos cultivares son mucho más cortos. Una poda adecuada mejora el aspecto, la salud y el rendimiento de estos frutales. ¿Cuándo hay que podar un peral? Siga leyendo para saber más sobre cuándo y cómo podar los perales en el jardín de casa.

¿Cuándo se poda un peral?

La poda de un peral comienza a finales del invierno, antes de que las yemas empiecen a hincharse. Una poda más temprana puede favorecer un crecimiento vegetativo excesivo y la aparición de chupones en primavera y verano. También aumenta las posibilidades de que se produzcan lesiones invernales en las zonas de poda. Limite la poda de primavera y verano a un ligero aclareo e intente evitar recortar los perales después de la mitad del verano.

La poda de los perales también comienza en el momento de la plantación. Recorte los árboles jóvenes sin ramas a una altura de entre 84 y 91 cm. del suelo para fomentar una buena ramificación. Si su nuevo árbol tiene muchas ramas, elimine las que estén a menos de 18 pulgadas (46 cm.) del suelo y las que tengan una inclinación inferior a 60 grados.

Cómo podar perales

A medida que un peral joven crece, el tallo principal de la planta debe ser siempre más alto que las ramas circundantes. Las ramas del peral crecen naturalmente erguidas, pero las ramas se extienden cuando empieza a dar fruto. El peso de la fruta tira de la rama hacia abajo hasta una posición más horizontal.

Puedes ayudar a este proceso tirando de la rama hacia abajo y atándola a una estaca en el suelo con un cordel. Acolcha el cordel que rodea la rama para evitar daños. Si no puede conseguir un ángulo de al menos 60 grados entre la rama y el tronco del árbol, elimine la rama.

La poda y la formación para mejorar la extensión de las ramas aumenta la cantidad de luz solar que llega al centro del árbol. Como resultado, su árbol producirá frutos antes y en mayor cantidad. Mantener la copa del árbol abierta facilita que las pulverizaciones lleguen a todas las partes del árbol. También permite una buena circulación de aire alrededor de las ramas, lo que ayuda a prevenir enfermedades.

Las heridas de la poda en los árboles más viejos proporcionan un punto de entrada para el fuego bacteriano, que es una enfermedad devastadora que puede matar al árbol. Limite la poda de árboles maduros en zonas donde el fuego bacteriano es un problema. Realice el menor número de cortes posible para eliminar los daños y reducir el grosor de las copas. Elimine los chupones que crecen desde la base del árbol o en las copas a medida que van apareciendo.

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