Ovidio

Publio Ovidio Naso, más conocido por la historia como Ovidio (43 a.C. – 17 d.C.), fue uno de los escritores más prolíficos del primer Imperio Romano. Sus obras poéticas, escritas principalmente en forma de coplas elegíacas, influyeron en muchos de los grandes autores de la historia, como Chaucer, Milton, Dante, Shakespeare y Goethe. Amado por el pueblo de Roma, cometió el trágico error de enfadar al emperador Augusto y pasó el resto de su vida en el exilio.

Vida temprana

Descendiente de una antigua familia ecuestre establecida, Ovidio nació el 20 de marzo del 43 a.C. en Sulmo, en los Abruzos, a 145 km (90 millas) al este de Roma. En el momento de su nacimiento, la República había caído y el heredero del caído Julio César, Octavio (el futuro Augusto), perseguía a sus asesinos; había comenzado una guerra civil. Como muchos otros de su generación, la familia de Ovidio, especialmente su padre, quería que siguiera la carrera de derecho y política, pero el sueño de toda la vida de Ovidio era algo completamente diferente. Fue enviado a Roma para completar su educación bajo la tutela del orador Arellius Fuscus y el retórico Porcius Latro. Alumno distinguido, sobre todo en retórica, recorrió más tarde las islas griegas, como hacían muchos jóvenes estudiantes romanos para ampliar su formación.

A pesar de la insistencia de sus padres -su padre le reprendía a menudo por escribir poesía- este amante de la lengua abandonó la vida pública tras sólo un puñado de cargos judiciales menores por la vida de poeta. Gracias a la insistencia del orador y mecenas Marco Valerio Mesala Corvino, no tardó en alcanzar el éxito como escritor y pronto se convirtió en el poeta más conocido de Roma. Desgraciadamente, esta notoriedad no pudo protegerle, y en el año 8 de la era cristiana fue desterrado de Roma.

Obras famosas

Contemporáneo del historiador romano Livio, Ovidio, junto con los poetas Virgilio y Horacio, es considerado por muchos historiadores como creador de un estilo poético comparable al de los escritores griegos del pasado antiguo. Sin embargo, a diferencia de Virgilio y Horacio, Ovidio no era considerado parte del círculo íntimo del emperador Augusto en la corte imperial. Por razones que no están claras para los historiadores modernos, Ovidio no se hizo querer por el emperador. Esto puede deberse al tipo de poesía que escribía Ovidio: consejos para el joven amante. Un historiador llegó a decir que para Ovidio el amor era el único juego que valía la pena.

Su primer libro de poesía fue el exitoso Amores o «Libro del amor», publicado en el año 22 a.C.. En él narraba con un estilo muy desenfadado las desventuras de un joven y su amor por una joven inalcanzable. Sus otras obras se centraron en una variedad de temas: Las Heroidas o «Heroínas» eran una serie de quince cartas supuestamente escritas por personajes femeninos de la mitología griega y romana, como Penélope y Dido, a sus amantes que las habían maltratado o abandonado. Su Mediacamina Faciei Femineae no sólo defendía el uso de cosméticos por parte de la mujer romana, sino que también proporcionaba recetas. Otra obra, Remedia Amoris o ‘Remedios para el amor’, orientaba a los amantes sobre cómo terminar una relación. Ars Amatoria o ‘El arte de amar’ eran tres libros escritos en el año 2 de la era cristiana que hablaban de los actos del cortejo y la intriga erótica, dando consejos tanto a hombres como a mujeres. Un buen ejemplo de estos consejos se encuentra en el Libro I donde escribió,

Lo primero que debes hacer es encontrar un objeto para tu amor, tú que ahora por primera vez vienes a luchar en esta nueva guerra. La siguiente tarea es ganar a la chica que te atrae; la tercera tarea es hacer que tu amor perdure. (Branyon, 57)

El Ars Amatoria ha sido considerado durante mucho tiempo como una de las posibles razones de su exilio.

Metamorfosis

Su obra más famosa, al menos para la mayoría de los lectores modernos, es Metamorfosis, 15 libros compuestos en hexámetro dactílico, una colección de relatos recogidos de mitos y leyendas clásicas y del Próximo Oriente, una cronología desde la creación del mundo hasta la muerte del César. Era un poema épico que hablaba no sólo de la interacción de la humanidad con los dioses, sino también de héroes y heroínas como Perseo, Teseo, Héctor y Aquiles. Es una de las pocas obras de Ovidio que no están escritas en coplas.

Terminado antes de su exilio, abrió el Libro I con una declaración de su propósito,

Mi mente se inclina a hablar de cuerpos transformados en nuevas formas. Oh, dioses, ya que vosotros mismos habéis provocado los cambios, alentad mis esfuerzos, y haced que mi canción sea ininterrumpida desde el principio del mundo hasta el momento actual. (Metamorfosis, 3)

Terminó el Libro XV hablando tanto del futuro de Roma como del suyo propio,

Dondequiera que el poder de Roma se extienda sobre el mundo conquistado, tendré mención en los labios de los hombres, si las profecías de los bardos tienen algo de verdad, a través de todas las edades viviré en la fama. (Metamorfosis, 311)

El exilio

Como mínimo, el tema de la poesía erótica de Ovidio contrastaba con la reforma moral que proponía el emperador Augusto, quien, en principio, creía que parte de la desaparición de la República y el actual estado calamitoso del Imperio residían en la falta de moral, un problema sobre el que Cicerón había escrito décadas antes, antes de que Augusto lo mandara asesinar en el 43 a.C. El emperador quería que su imperio volviera a observar de forma más estricta muchas de las antiguas tradiciones de Roma, especialmente en el ámbito de la religión y el lecho matrimonial. Desgraciadamente, Ovidio no creía que estas reformas afectaran a todos por igual, más concretamente a la casa imperial, ya que el emperador era conocido por sus numerosas amantes, y su hija Julia era una adúltera de renombre; finalmente sería desterrada, regresando a Italia sólo para morir de desnutrición en el año 15 de la era cristiana.

Lamentablemente, Ovidio no podía guardarse sus opiniones para sí mismo, expresándolas en las líneas de su poesía. Escribió que la vida privada y el matrimonio del emperador contrastaban con las rígidas normas que estableció para la población en general. El franco poeta también fue sincero con la esposa del emperador, Livia. En su poesía creía que una mujer tenía derecho a usar cosméticos; sin embargo, en el caso de Livia, decía que estaba demasiado ocupada para prestar mucha atención a su aspecto, a pesar de tener un personal que vigilaba su vestuario e incluso una masajista.

Al emperador Augusto no le gustó el contenido de la poesía de Ovidio, y aunque la verdadera razón se convirtió en un secreto de estado, Ovidio fue desterrado en el año 8 de la era cristiana a Tomis, Constanza en la actual Rumanía, en palabras de Ovidio un lugar con un «clima de lo más miserable».» Algunos historiadores apuntan a la posibilidad de que Ovidio estuviera implicado en el supuesto escándalo de Julia. Sea cual sea el motivo de su exilio, Augusto afirmó públicamente que el poeta fomentaba el adulterio femenino. En su propia defensa, Ovidio sostuvo que cometió un error, no un delito. Además, todas sus obras fueron prohibidas en las bibliotecas públicas romanas. Sin embargo, por suerte para las generaciones futuras, debido a su popularidad entre muchos coleccionistas privados, sus obras pudieron sobrevivir.

Hay quienes creen que su exilio se debió al ambiente de la época. La gente de la ciudad estaba inquieta y cerca de la rebelión en las provincias. Otros sostienen que pudo haber oído o visto algo, y que el emperador necesitaba silenciarlo, siendo el exilio la opción más lógica. A pesar de las súplicas públicas y privadas, el emperador e incluso su heredero Tiberio no cedieron, y el poeta pasó el resto de su vida lejos de Roma en Tomis. Mientras estaba en el exilio, siguió escribiendo; entre estas obras se encuentran cuatro libros de poemas titulados Epistulae ex Ponto o «Epístolas del Ponto» y Tristia o «Dolores», poemas dirigidos a su esposa. En el año 17 de la era cristiana, Ovidio murió en el exilio. Aunque solicitó ser enterrado en Roma, no se sabe con certeza si su petición fue atendida.