Un vasto país con una larga costa y una meseta central, Angola se adentra en el sur de África para hacer frontera con Namibia, Botsuana, Zambia y la República Democrática del Congo. Sus principales ciudades, incluida su capital, Luanda, miran al oeste, sobre el Atlántico Sur, hacia Brasil, otra nación de habla portuguesa (como ella). Tiene una población de más de 30 millones de habitantes (2018).
Panorama económico
A pesar de los importantes avances en materia de estabilidad macroeconómica y reformas estructurales, Angola sigue sufriendo los efectos de la bajada de los precios del petróleo y de los niveles de producción, con una contracción del producto interior bruto (PIB) estimada en torno al 1,2% en 2018. El sector petrolero representa un tercio del PIB y más del 90% de las exportaciones. La transformación de una economía petrolera dirigida por el Estado a un modelo de crecimiento dirigido por el sector privado es un proceso complejo y a largo plazo, y el sector petrolero seguirá desempeñando un papel importante durante este periodo de transición.
Se ha restablecido y mantenido la estabilidad macroeconómica mediante un régimen cambiario más flexible, una política monetaria restrictiva y la consolidación fiscal. El Gobierno ha llevado a cabo varias reformas clave desde que asumió el cargo en 2017, como la nueva ley de Prevención y Lucha contra el Blanqueo de Capitales, así como la ley de privatización, la creación de una ventanilla única para los inversores con el fin de mejorar el clima empresarial y el establecimiento de un registro de protección social para proteger a los más vulnerables de las reformas. Estas reformas ya están dando algunos resultados positivos, ya que Angola volvió a recurrir al mercado de eurobonos por un importe de 3.000 millones de dólares, y el FMI ha aprobado la segunda revisión del programa del FEP en diciembre de 2019.
El Banco Nacional de Angola (BNA) ha mantenido una postura de política monetaria restrictiva para anclar la inflación y compensar el impacto de la devaluación del tipo de cambio. El BNA prosiguió sus esfuerzos para alcanzar un tipo de cambio más flexible permitiendo a las compañías petroleras vender divisas directamente a los bancos comerciales, lo que contribuyó a reforzar los amortiguadores contra los choques externos. La inflación siguió siendo elevada, pero continuó disminuyendo, pasando del 18,6% en 2018 al 16,9% en 2019, lo que refleja la debilidad de la actividad económica y una transmisión atenuada del tipo de cambio.
Las autoridades están abordando activamente las vulnerabilidades del sector financiero. El BNA aumentó los requisitos de capital mínimo para los bancos. Se llevó a cabo una revisión de la calidad de los activos (AQR) con el apoyo del FMI y ha indicado que el sector financiero es sólido.
Se espera que Angola siga en recesión en 2020 debido al reciente desplome de los precios del petróleo y a la desaceleración mundial resultante del impacto del COVID-19. El crecimiento del sector petrolero se verá muy afectado debido al efecto combinado de las perturbaciones de la oferta y la demanda. También se prevé que el crecimiento del sector no petrolero disminuya debido a los efectos indirectos de la bajada de los precios del petróleo, la reducción de los bienes de capital importados, el endurecimiento de las condiciones de financiación, la depreciación de la moneda y las restricciones a la circulación de bienes y personas
La pandemia del COVID-19 y las perturbaciones económicas mundiales provocadas por ella ponen en peligro los logros de Angola en materia de estabilización macroeconómica y de transición a un modelo de crecimiento más sostenible e integrador.
Contexto político
Angola ha mantenido la estabilidad política desde el final de la guerra civil de 27 años en 2002. En 2010, una constitución estableció un sistema parlamentario presidencialista en el que el presidente ya no es elegido por votación popular directa, sino que es el jefe del partido que obtiene más escaños.
Aunque no se ha hecho ninguna declaración oficial hasta el momento, es probable que las elecciones locales previstas para 2020 se pospongan debido a la crisis planteada por el covid-19 y los bajos precios del petróleo.
En el ámbito internacional, Angola se está volviendo más asertiva y está demostrando un compromiso más firme con la paz y la estabilidad en África, especialmente en la región de los Grandes Lagos. Recientemente facilitó un acuerdo para poner fin a las crecientes tensiones entre los vecinos Ruanda y Uganda.
Desafíos del desarrollo
Angola ha realizado importantes progresos económicos y políticos desde el final de la guerra en 2002. Sin embargo, el país sigue enfrentándose a enormes desafíos en materia de desarrollo, que incluyen la reducción de su dependencia del petróleo y la diversificación de la economía; la reconstrucción de sus infraestructuras; y la mejora de la capacidad institucional, la gobernanza, los sistemas de gestión de las finanzas públicas, los indicadores de desarrollo humano y las condiciones de vida de la población.
Grandes bolsas de población viven en la pobreza sin un acceso adecuado a los servicios básicos, y el país podría beneficiarse de políticas de desarrollo más inclusivas. Según la Encuesta de Gastos e Ingresos 2018/2019 del instituto nacional de estadística, el índice de pobreza se situó en el 40,6%. Se ha puesto en marcha un programa de esquema de protección social con un proyecto piloto de transferencia de efectivo que beneficiará a más de 1,6 millones de familias vulnerables hasta 2022 en todo el país.
Última actualización: Jul 01, 2020