No hay una fórmula mágica para enseñar a los niños pequeños a ser responsables, pero sí se puede fomentar la ayuda. En primer lugar, debes tener expectativas realistas sobre lo que tu hijo puede y no puede hacer (sí a ordenar los calcetines, no a hacer la cama). También necesitarás mucha paciencia. Empieza pronto con las tareas infantiles, como recoger los juguetes y tirar la basura, e intenta que las tareas sean divertidas («¿puedes tirar los calcetines a la cesta? ¡dale a la diana!»). No presione a su hijo si no se da cuenta o no está de humor para echar una manita, y dé un buen ejemplo afrontando sus tareas con la mayor alegría posible.
Otras novedades de este mes: Prepárate para el drama de la salida del preescolar cuando la despedida moleste a un niño pequeño pegajoso. Incluso si su hijo es feliz como una almeja al ser recogido y su profesor informa de que parlotea y juega durante todo el día, las mañanas pueden ser especialmente duras cuando se trata de transiciones. Puede reducir el nivel de estrés asegurándose de que su hijo tenga tiempo suficiente para vestirse y tomar un buen desayuno sin sentirse apurado. Y deje que se lleve un poco de consuelo: una manta o un peluche pueden ayudar a salvar la distancia entre el hogar y la escuela. Una vez que haya llegado, manténgase animado (aunque él no lo esté en absoluto) y ayúdele a participar en una actividad; luego, haga que su despedida sea breve y dulce («¡Nos vemos después de comer!»), y váyase sin dar marcha atrás.
Es posible que también se pregunte cómo empezar a imponer algunas normas. Una vez más, no espere que se cumplan demasiado pronto y asegúrese de que su hijo entiende el «por qué» de las normas («Tienes que ir a la cama porque tu cuerpo necesita dormir para crecer»). Sé claro y coherente, y prepárate para repetir las normas… digamos que un millón de veces.