Control de calidad
Los tejidos textiles se juzgan según muchos criterios. La flexibilidad y la resistencia suficiente para el uso previsto son, por lo general, los principales requisitos, y los tejidos industriales deben cumplir especificaciones rígidas de anchura, peso por unidad de superficie, estructura del tejido y del hilo, resistencia y alargamiento, acidez o alcalinidad, grosor y porosidad. En los tejidos para prendas de vestir, el diseño y el color son las principales consideraciones, y algunas propiedades físicas pueden tener una importancia secundaria. Además, las diversas propiedades táctiles de un tejido, descritas como su «mano», «tacto» o «sensación», influyen en la aceptación del consumidor.
La industria textil emplea cada vez más la investigación y el desarrollo en el ámbito del control de calidad. Los gremios artesanales medievales se preocupaban por mantener unos niveles de calidad elevados, y las fábricas textiles posteriores establecieron rígidos sistemas de inspección, al darse cuenta de que la reputación de suministrar productos sin fallos fomentaba la repetición de los pedidos. El control de calidad moderno se ha visto favorecido por el desarrollo de técnicas y máquinas para evaluar las propiedades de las fibras, los hilos y los tejidos; por la introducción de legislación relativa a la tergiversación en muchos países industrializados; y por el establecimiento de especificaciones rígidas por parte de un número creciente de compradores. Se han establecido especificaciones para la compra de tejidos industriales, para los textiles utilizados por el ejército y otras ramas del gobierno, y para métodos de compra similares adoptados por algunos minoristas y otros grandes compradores. En las áreas orientadas al consumidor, el público está tomando conciencia de las pruebas de los productos y está empezando a exigir pruebas de que los productos han cumplido con ciertas normas de prueba.
Muchas organizaciones textiles modernas prueban la calidad de los productos en cada una de las principales etapas de procesamiento. Se comprueba la uniformidad del grosor de los hilos y otras características; se comprueba la presencia de defectos en las piezas de tejido; y se determina la solidez de los acabados y los colores a diversas condiciones. Aunque no sería factible probar cada hilo o pieza de tejido producida, las técnicas estadísticas permiten mantener la calidad dentro de los límites previamente especificados, y la introducción de dispositivos de prueba automáticos ha reducido en gran medida el tiempo y el coste de las pruebas. Se han establecido métodos para evaluar propiedades como las dimensiones, la resistencia y la porosidad, y su validez es generalmente aceptada en la industria. Existen normas para la solidez del color, aunque propiedades tan importantes como la repelencia al agua, la resistencia a las arrugas y la resistencia a la llama son actualmente más difíciles de definir, y varias organizaciones han adoptado sus propios procedimientos de prueba. Es importante, por ejemplo, que un tejido descrito como resistente a la llama se ajuste a alguna especificación en la que se defina claramente el significado de resistencia a la llama.
Algunos fabricantes adjuntan marcas comerciales y etiquetas de calidad a los productos probados, y las marcas comerciales con licencia suelen estar asociadas a procesos concretos para los que el fabricante ha obtenido una licencia. Los términos de la licencia exigen que el fabricante garantice que sus productos cumplen las normas establecidas por los propietarios del proceso concreto.