La importancia de los cumpleaños

En un mundo de más de 5000 millones de personas, hay una media de 14 millones de cumpleaños cada día del año. Y, sin embargo, hay muy pocas personas, si es que hay alguna, que aprecien la extraordinaria importancia de un cumpleaños. Todo el universo está trabajando, no sólo nuestros padres, produciendo cada uno de nosotros. Los propios astros, en su curso, han trabajado y siguen trabajando (de ahí la validez de la Astrología) para darnos un ser único, particular y separado del no-ser unitario e infinito. Materialmente, somos hijos del polvo de estrellas, espiritualmente, de la Energía Divina cuya Acción Creativa en la Eternidad es incesante. Así que, en efecto, las estrellas y los poderes invisibles dan forma y afectan a nuestras vidas y destinos, y nosotros, a su vez, afectamos al cosmos, hasta el punto de que el movimiento de un brazo o el guiño de un ojo, o una agitación de la mente y el corazón afectan a las estrellas más lejanas y a los divinos Poderes desconocidos que son, Poderes designados por Milton como Tronos, Dominaciones, Principados, Virtudes, Potencias.

Así que para mí la celebración de un cumpleaños puede ser un verdadero entretenimiento de la compañía del Cielo y la multitud de la Tierra – el Cielo y la Tierra, el Padre y la Madre de toda Manifestación. Tal vez recuerdes que Homero llamó a la Tierra la esposa del cielo estrellado. ¿Qué tan extraordinario, entonces, qué tan importante es un cumpleaños? Un día muy apropiado para la contemplación divina de todos esos valores espirituales – Amor, Sabiduría, Verdad, Pureza, Bondad y Belleza – que marca con un significado especial y trascendente el sentido profundo de nuestra Humanidad.

Así que dejemos que tal ocasión sea recordada como una cosa de belleza. Ese encantador poeta inglés, John Keats, comienza su gran poema Endymion con «Una cosa de belleza es una alegría para siempre», y concluye su Oda sobre una urna griega con «La belleza es la verdad, la verdad la belleza – eso es todo lo que conocéis en la tierra, y todo lo que necesitáis saber». Y yo añadiría a eso: El amor es la verdad, el amor es la belleza.

En el único mandamiento de Jesús, «Amaos los unos a los otros como yo os he amado», está el camino de la verdad y la sabiduría y la belleza.

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