Cuáles son los tipos de trastornos de ansiedad
Trastorno de ansiedad generalizada (TAG). El TAG es común. Se identifica por niveles excesivos e inusuales de aprensión o preocupación por cuestiones cotidianas como el trabajo, la salud, las relaciones, la escuela, etc. Una persona que sufre de TAG no tiene ninguna razón para preocuparse por estos temas, pero la ansiedad existe de todos modos.
Los síntomas del Trastorno de Ansiedad Generalizada incluyen:
- Irritabilidad
- Sentirse en clave, al límite e inquieto
- Poca concentración
- Fatiga
- Tensiones musculares excesivas, que pueden causar dolores musculares o de cabeza
- Sentimientos de preocupación poderosos
- Dormir mal, incluyendo problemas para conciliar y mantener el sueño
Trastorno de pánico. Las personas que padecen el trastorno de pánico tienen ataques de pánico frecuentes e inesperados. Los ataques de pánico son episodios de miedo altamente perturbadores y repentinos que golpean y alcanzan su punto máximo en cuestión de minutos. Una persona que experimenta un ataque de pánico siente que teme por su vida y tiene síntomas físicos graves:
- Temblores
- Latidos acelerados, palpitaciones
- Falta de aire, sensación de ahogo o asfixia
- Sensación de pérdida de control
- Sentimientos de fatalidad inminente
Los ataques de pánico pueden ser provocados por ciertas situaciones, pero también pueden surgir de la nada. La gente teme tanto su próximo ataque que puede consumir su vida. Empiezan a evitar las situaciones en las que temen tener otro ataque.
Trastorno de ansiedad social. Las personas con ansiedad social viven con un poderoso miedo a las situaciones sociales o a las situaciones en las que deben actuar públicamente, como hablar en público. Temen ser juzgados dura y negativamente por los demás, lo que provoca sentimientos de vergüenza o humillación. Las personas que padecen un trastorno de ansiedad social pueden hacer todo lo posible -incluso interrumpir su vida- para evitar las situaciones sociales.
Trastorno de estrés postraumático (TEPT). El TEPT se desarrolla después de que una persona sobrevive a un trauma emocional o físico extremo. Un accidente grave, un crimen, una catástrofe natural o un combate pueden provocar el TEPT. puede desarrollarse tras un trauma físico o emocional grave, como una catástrofe natural, un accidente grave o un crimen. Los síntomas incluyen recuerdos del trauma, pesadillas y pensamientos aterradores que interfieren en la rutina diaria de la persona durante meses o años después de la experiencia traumática.
Agorafobia. La agorafobia genera un miedo a situaciones o lugares en los que la persona podría entrar en pánico o no podría escapar fácilmente. Una persona agorafóbica teme una situación real o prevista, como utilizar el transporte público, estar en espacios abiertos o cerrados, hacer cola o estar en una multitud. Las personas con agorafobia suelen desarrollarla después de sufrir un ataque de pánico. Después, les resulta difícil acudir a muchos lugares públicos. Las personas con agorafobia suelen tener problemas para salir de casa.
Trastorno obsesivo-compulsivo. Las personas con TOC experimentan sentimientos y pensamientos incontrolables (obsesiones) que provocan niveles intensos de ansiedad. Llevan a cabo rituales y rutinas que reducen la ansiedad y proporcionan un alivio temporal. Algunos ejemplos comunes son la comprobación o el recuento compulsivos y el lavado de manos compulsivo.
¿Puede desaparecer mi ansiedad?
Si se pregunta si su ansiedad desaparecerá alguna vez, hay esperanza. Uno de los tratamientos más populares para los trastornos de ansiedad es la psicoterapia, que tiene un historial eficaz para ayudar a las personas a deshacerse de la ansiedad. La medicación no siempre es necesaria para tratar un trastorno de ansiedad, pero cuando lo es, debe combinarse con la psicoterapia. Un psicoterapeuta puede enseñarle a hacer desaparecer su ansiedad mediante la terapia cognitivo-conductual (TCC), una forma de psicoterapia que ayuda a las personas a averiguar qué genera su ansiedad. La TCC también ayuda a las personas a aprender a manejar sus señales de ansiedad y a desactivarlas.
La TCC se centra en el modo en que los pensamientos y los sentimientos impulsan los síntomas de ansiedad. A través del componente cognitivo de la terapia, los pacientes aprenden a comprender cómo sus pensamientos contribuyen a sus síntomas de ansiedad. El componente conductual de la TCC ayuda a las personas a aprender a cambiar esos patrones de pensamiento automático y a reducir la probabilidad e intensidad de los síntomas de ansiedad.
La Terapia Dialéctica Conductual es un tipo de TCC que enseña a las personas con ansiedad a ser conscientes, desactivando la ansiedad a medida que surge. Se centra en ayudar a examinar las emociones que a menudo impulsan la ansiedad. La TDC trabaja mediante el proceso de aprender a aceptar las emociones a menudo dolorosas y, al hacerlo, evitar que surja la ansiedad. La TDC también enseña a tolerar la angustia, lo que aumenta el umbral de tolerancia de la persona para hacer frente a la ansiedad.
¿Qué pasa si sufro una depresión que también me provoca ansiedad?
Si sufre depresión y, como consecuencia, experimenta ansiedad, considere la terapia de estimulación magnética transcraneal (EMT). Se trata de un tratamiento no invasivo para la depresión, autorizado por la FDA, que utiliza pulsos magnéticos dirigidos para estimular las zonas del cerebro que afectan al estado de ánimo, lo que le ayuda a volver a su mejor vida rápidamente y sin efectos secundarios. Entre las muchas opciones de tratamiento que existen, la terapia TMS es una solución excelente y sin dolor que está cubierta por la mayoría de las principales compañías de seguros. La mejor parte es que no hay efectos secundarios asociados con la terapia TMS, por lo que es una solución excelente.
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