Cómo funcionan las inyecciones en el tobillo
Una inyección en el tobillo es un procedimiento no invasivo que tarda unos minutos en completarse. El lugar de la inyección se limpia inicialmente y luego se aplica anestesia tópica en la zona afectada. Se introduce cuidadosamente una aguja en el tobillo y se confirma su correcta colocación. A continuación, se administra un corticoide (por ejemplo, cortisona) y anestesia a través de la aguja. El corticoide reduce la inflamación, mientras que la anestesia alivia el dolor. Algunos pacientes dicen sentir un leve dolor y presión mientras se inyecta el medicamento.
Qué esperar después del tratamiento
Por lo general, se recomienda que los pacientes se mantengan alejados del pie afectado durante varios días para proteger el tobillo. En consecuencia, las personas que caminan o están de pie con frecuencia en sus trabajos suelen tener que tomarse unos días de descanso o encontrar formas de evitar ejercer una presión innecesaria sobre el tobillo hasta que el dolor disminuya.
Se suele sugerir el uso de una compresa fría durante 20 minutos varias veces a lo largo del día y de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos como el ibuprofeno para el dolor y la hinchazón temporales después de la inyección. El alivio drástico del dolor suele comenzar uno o dos días después de la inyección para la mayoría de los pacientes, pero si el dolor persiste durante más de unos días, debe informarse a un médico.
Riesgos de las inyecciones en el tobillo
Los riesgos que se asocian a las inyecciones en el tobillo incluyen la infección, la posible perforación de una arteria o vena, una posible rotura del tendón o un tendón debilitado, el deterioro del cartílago, el adelgazamiento del hueso (osteoporosis) o la muerte del hueso circundante (osteonecrosis). El tendón de Aquiles, en particular, debe evitarse durante la inserción de la aguja.
Tener antecedentes de respuestas alérgicas a las inyecciones, enfermedades autoinmunes que alteran la capacidad del organismo para combatir las inyecciones, infecciones de la piel o de la sangre, o una diabetes mal controlada hace que los individuos sean más susceptibles de experimentar complicaciones después del procedimiento.
Los médicos suelen evitar la administración de más de tres o cuatro inyecciones durante un año para evitar que se produzcan estos tipos de complicaciones. A los pacientes que toman suplementos de hierbas o medicamentos que diluyen la sangre se les indica que dejen de tomarlos varios días antes de la inyección para minimizar las hemorragias y los hematomas en el lugar de la inyección.