Extinción K-T, abreviatura de extinción Cretácica-Terciaria, también llamada extinción K-Pg o extinción Cretácica-Paleógena, un evento de extinción global responsable de la eliminación de aproximadamente el 80 por ciento de todas las especies de animales en el límite entre los períodos Cretácico y Paleógeno o muy cerca de él, hace unos 66 millones de años. La extinción K-T se caracterizó por la eliminación de muchos linajes de animales que fueron elementos importantes de la Era Mesozoica (hace entre 251,9 y 66 millones de años), incluidos casi todos los dinosaurios y muchos invertebrados marinos. El evento recibe su nombre de la palabra alemana Kreide, que significa «tiza» (lo que hace referencia al sedimento calcáreo del Periodo Cretácico), y de la palabra Terciario, que se utilizaba tradicionalmente para describir el periodo de tiempo que abarcaba el Paleógeno y el Neógeno. La extinción K-T ocupa el tercer lugar en gravedad de los cinco grandes episodios de extinción que jalonan el lapso de tiempo geológico.
Los únicos linajes de arcosaurios -el grupo de reptiles que contiene a los dinosaurios, las aves y los cocodrilos- que sobrevivieron a la extinción fueron los linajes que dieron lugar a las aves y los cocodrilos modernos. De la flora y la fauna marinas planctónicas, sólo un 13% de los géneros de cocolitóforos y foraminíferos planctónicos permanecieron vivos. Entre los moluscos de natación libre, se extinguieron los ammonoides y los belemnoides. Entre los demás invertebrados marinos, los foraminíferos de mayor tamaño (orbitoides) se extinguieron y los corales hermatípicos quedaron reducidos a una quinta parte de sus géneros. Los bivalvos rudistas también desaparecieron, al igual que los bivalvos con un hábito de vida reclinado (o parcialmente enterrado), como Exogyra y Gryphaea. Los inocerámidos, importantes desde el punto de vista estratigráfico, también se extinguieron.
La extinción masiva fue bastante diferente entre, e incluso entre, otros organismos marinos y terrestres. Las plantas terrestres parecen haber salido mejor paradas que los animales terrestres; sin embargo, hay pruebas de extinciones generalizadas de especies de angiospermas y otros cambios dramáticos entre las comunidades de plantas de América del Norte. Es importante señalar que algunos grupos de reptiles desaparecieron mucho antes del límite K-T, incluidos los reptiles voladores (pterosaurios) y los reptiles marinos (plesiosaurios, mosasaurios e ictiosaurios). Entre los grupos de reptiles supervivientes, las tortugas, los cocodrilos, los lagartos y las serpientes no se vieron afectados o lo hicieron ligeramente. Los efectos sobre los anfibios y los mamíferos también fueron relativamente leves. Estos patrones parecen extraños, teniendo en cuenta la sensibilidad ambiental y la restricción del hábitat de muchos de esos grupos en la actualidad.
A lo largo de los años se han ofrecido muchas hipótesis para explicar la extinción de los dinosaurios, pero sólo unas pocas han recibido una consideración seria. El exterminio de los dinosaurios ha sido un enigma para paleontólogos, geólogos y biólogos durante dos siglos. Entre las causas propuestas se encuentran las enfermedades, las olas de calor y la esterilidad resultante, las olas de frío, la aparición de mamíferos que comen huevos y los rayos X procedentes de la explosión de una supernova cercana. Sin embargo, desde principios de la década de 1980, se ha prestado mucha atención a la llamada «teoría del asteroide», formulada por los científicos estadounidenses Walter Álvarez y Luis Álvarez. Esta teoría afirma que el impacto de un bólido (meteorito o cometa) pudo desencadenar el evento de extinción al expulsar una enorme cantidad de restos de roca a la atmósfera, envolviendo a la Tierra en la oscuridad durante varios meses o más. Al no poder penetrar la luz solar en esta nube de polvo global, la fotosíntesis cesó, lo que provocó la muerte de las plantas verdes y la interrupción de la cadena alimentaria.
Hay muchas pruebas en el registro rocoso que apoyan esta hipótesis. Un enorme cráter de 180 km (112 millas) de diámetro que data de finales del Cretácico fue descubierto enterrado bajo los sedimentos de la Península de Yucatán, cerca de Chicxulub, México. En 2002 se descubrió en Boltysh (Ucrania) un segundo cráter más pequeño, anterior al de Chicxulub en unos 2.000 a 5.000 años. Su existencia plantea la posibilidad de que la extinción K-T fuera el resultado de múltiples impactos de bólidos. Además, se han encontrado tektitas (granos de arena fracturados característicos de los impactos de meteoritos) y el elemento de tierras raras iridio, que sólo es común en las profundidades del manto terrestre y en las rocas extraterrestres, en depósitos asociados a la extinción. También hay pruebas de algunos efectos secundarios espectaculares del impacto de un bólido, como un enorme tsunami que llegó a las costas del Golfo de México e incendios forestales generalizados provocados por una bola de fuego del impacto.
A pesar de estas sólidas pruebas, la teoría del asteroide ha suscitado escepticismo entre algunos paleontólogos, ya que algunos abogan por factores terrestres como causa de la extinción y otros afirman que la cantidad de iridio dispersada por un impacto fue causada por un objeto más pequeño, como un cometa. A finales del Cretácico se produjo en la India una enorme avalancha de lava, conocida como las Trampas del Decán. Algunos paleontólogos creen que el dióxido de carbono que acompañó a estos flujos creó un efecto invernadero global que calentó mucho el planeta. Otros señalan que los movimientos de las placas tectónicas provocaron una importante reorganización de las masas terrestres del mundo, especialmente durante la última parte del Cretácico. Los cambios climáticos resultantes de esa deriva continental podrían haber provocado un deterioro gradual de los hábitats favorables a los dinosaurios y otros grupos animales que sufrieron la extinción. Por supuesto, es posible que fenómenos catastróficos repentinos, como el impacto de un asteroide o de un cometa, contribuyeran a un deterioro ambiental ya provocado por causas terrestres.