Examen de la tiroides

El examen físico de la tiroides es útil para un clínico ya que ayuda a reducir los diagnósticos diferenciales relacionados con su patología anatómica. La glándula tiroides produce las hormonas tiroideas, que sirven para mantener la homeostasis en todo el cuerpo, principalmente estimulando el metabolismo celular. El conocimiento de la ubicación y la función de la glándula tiroidea es esencial para el diagnóstico de las patologías más frecuentes, que se asocian a su mal funcionamiento. La evaluación de esta glándula debe proceder de forma sistemática, y este vídeo mostrará los pasos de esta exploración física en detalle.

El primer paso para examinar la tiroides es localizarla correctamente y entender su función, por lo que antes de demostrar los pasos, vamos a repasar brevemente la anatomía y fisiología de la tiroides.

La glándula tiroides está situada en el cuello, anterior a la tráquea, entre el cartílago cricoides y la escotadura supraesternal. Consta de un lóbulo derecho y otro izquierdo conectados por un istmo. El istmo cubre los anillos traqueales segundo, tercero y cuarto, y los lóbulos se curvan posteriormente alrededor de los lados de la tráquea y el esófago.

La glándula normal pesa entre 10 y 25 g, y suele ser invisible a la inspección y a menudo difícil de palpar. Por el contrario, el bocio, que es un agrandamiento de la tiroides, es visible y palpable. Además de evaluar el tamaño del bocio, hay que palpar su forma, movilidad, consistencia y sensibilidad. Un tiroides normal es suave, liso, simétrico y no sensible, y se desliza ligeramente hacia arriba al tragar. El agrandamiento simétrico de una tiroides suave y lisa sugiere un hipotiroidismo endémico debido a una deficiencia de yodo o a uno de los dos trastornos autoinmunes: La enfermedad de Grave o la tiroiditis de Hashimoto La sensibilidad tiroidea puede estar asociada a estas dos últimas afecciones.

Hay que tener en cuenta que un bocio puede ser eutiroideo, lo que indica niveles normales de hormonas tiroideas, hipertiroideo o hipotiroideo. Sin embargo, el hipertiroidismo o el hipotiroidismo rara vez se manifiestan como un bocio palpable de forma aislada. Por lo tanto, el diagnóstico de la enfermedad tiroidea requiere un conocimiento detallado de los síntomas y los hallazgos del examen físico asociados con estas condiciones.

Además del bocio, los nódulos tiroideos también pueden ser palpables. Estos son comunes y generalmente incidentales. Sin embargo, el 10% resultan ser malignos. Pueden ser únicos o múltiples, y la mayoría de las veces son firmes y no sensibles.

Ahora que tiene una idea de la estructura y función de la glándula tiroides, repasemos la secuencia de pasos de inspección y palpación para una evaluación completa de este órgano vital. Antes del examen, higienice bien sus manos con una solución desinfectante a la vista del paciente. Explique brevemente el procedimiento que va a realizar.

Comience con la inspección. Pida al paciente que incline la cabeza ligeramente hacia atrás e inspeccione cuidadosamente la parte anterior del cuello. Si es visible, la tiroides aparece entre el cartílago cricoides, que se encuentra justo debajo de la protuberancia del cartílago tiroides también conocida como manzana de Adán, y la escotadura supraesternal marcada por la depresión de la línea media donde se unen el extremo superior del esternón y las clavículas. Compruebe la simetría, la inflamación difusa y las masas evidentes.

Ofrezca al paciente un vaso de agua y pídale que tome un sorbo y trague. Observe cómo el cartílago cricoides, el cartílago tiroides y la glándula tiroides se mueven hacia arriba y hacia abajo. A continuación, proceda a la palpación. Tradicionalmente, esto se hace mientras está de pie detrás del paciente. Alcanza con ambas manos y utiliza los dedos para identificar los puntos de referencia de arriba a abajo. Empieza por palpar el hueso hioides móvil justo debajo de la mandíbula. Hacia abajo, palpe el cartílago tiroides con su muesca superior, seguido del cartílago cricoides. Más abajo, palpará los anillos traqueales y, por último, la escotadura supraesternal.

Después de identificar los puntos de referencia, coloque los dedos índices justo debajo del cartílago cricoides. Pida al paciente que tome otro sorbo de agua y trague como antes, y palpe el istmo tiroideo que se eleva bajo las yemas de los dedos. El istmo no siempre es palpable, pero si lo es, palpe el tamaño, la forma y la consistencia. Observe también cualquier nodularidad o sensibilidad. Por último, palpe los lóbulos tiroideos. Con los dedos de la mano derecha, mueva suavemente la tráquea hacia la izquierda y palpe el lóbulo derecho en el espacio entre la tráquea y el músculo esternomastoideo. Del mismo modo, examine el lóbulo izquierdo. Si se detecta un bocio, escuche si hay un soplo colocando el estetoscopio sobre los lóbulos laterales. Si hay un soplo, lo más probable es que indique hipertiroidismo.

Acaba de ver la demostración de JoVE de un examen completo de la tiroides. Ahora debe entender la ubicación anatómica de la tiroides, cómo se presenta un bocio, qué buscar durante la inspección y, finalmente, los puntos de referencia que ayudan a la palpación de la tiroides.

Recuerde que los bocios y nódulos no son infrecuentes. Sin embargo, su detección siempre debe impulsar la investigación adicional de los signos y síntomas sistémicos asociados con el hiper e hipotiroidismo. Como siempre, ¡gracias por vernos!

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