Antecedentes y objetivos: A partir de la semana 8 se produce una reducción de la hemoglobina y el hematocrito (debido al aumento del volumen plasmático que supera el aumento del contenido eritrocitario) que continúa descendiendo de forma constante hasta la semana 16-22, aplanándose en un nivel de 10-11 g/100 ml para la hemoglobina y 32-34% para el hematocrito. La médula ósea produce glóbulos rojos y hemoglobina en proporción al aumento del volumen plasmático, siempre que exista un aporte adecuado de hierro (más elevado en el embarazo en comparación con la ingesta alimentaria habitual). Por esta razón, los autores examinaron la suplementación sistemática de las mujeres embarazadas con gluconato ferroso y ácido fólico, otro elemento importante para numerosas reacciones metabólicas que también falta en el embarazo debido a las mayores necesidades.
Métodos: El estudio demostró que las pacientes embarazadas que recibían suplementos de ácido fólico y hierro desde la semana 5 hasta la 40 presentaban lecturas de hematocrito y niveles de hemoglobina a partir de la semana 12 que eran constantemente superiores en comparación con la población que no recibía suplementos, con diferencias estadísticamente significativas y altamente significativas respectivamente. Los pocos efectos colaterales observados en un grupo limitado de pacientes permiten a los autores definir la tolerabilidad del tratamiento propuesto como «excelente». Destacan, sin embargo, la importancia de la suplementación constante con ácido fólico y hierro durante todo el embarazo para evitar la anemia sideropénica, con beneficios considerables en cuanto a las condiciones físicas de la embarazada, el aporte de O2 a las vellosidades, el bienestar fetal y la necesidad de recurrir a posibles transfusiones sanguíneas en caso de pérdidas importantes de sangre en el parto.