La medusa caja, que vive en las costas de Australia y Filipinas, puede nadar activamente, alcanzando velocidades de más de 7 kilómetros por hora. La dieta de peces pequeños de estas criaturas significa que a menudo nadan en aguas poco profundas, donde los seres humanos también tienden a congregarse.
Actualmente, no existe un tratamiento eficaz para las picaduras de medusa caja; como explican los autores del estudio actual, «el principal obstáculo para el desarrollo de nuevas terapias es la limitada comprensión molecular de la acción del veneno.»
Un grupo de investigadores del Centro Charles Perkins de la Universidad de Sidney, en Australia, ha estado estudiando cómo funciona el veneno de la criatura.
«Estuvimos estudiando cómo funciona el veneno, para intentar comprender mejor cómo causa el dolor», explica el profesor asociado Greg Neely, uno de los responsables del estudio.
Mientras investigaban el mecanismo, los científicos dieron con una posible forma de bloquear la acción de esta potente sustancia química.
El equipo utilizó técnicas de edición del genoma completo CRISPR para identificar exactamente cómo el veneno mata a las células humanas; se refieren al proceso como disección molecular.
En su estudio, los científicos utilizaron millones de células humanas, eliminando un gen diferente en cada célula. A continuación, añadieron el veneno de medusa y esperaron a ver qué células sobrevivían. De este modo, pudieron determinar qué genes eran necesarios para que el veneno mantuviera su poder letal.
Usando este proceso, identificaron que la acción del veneno dependía del colesterol. Esto tiene sentido: el colesterol es un componente importante de las membranas celulares y es un objetivo principal para muchas otras toxinas.
Los científicos ya han diseñado una serie de fármacos que interactúan con el colesterol. Los investigadores decidieron probar un fármaco ya existente que, además, sabían que era seguro para los seres humanos.
Primero, probaron el fármaco en células humanas en el laboratorio y, cuando tuvo éxito, pasaron a un modelo de ratón. Lo más importante es que el fármaco evitó la muerte de las células incluso cuando los investigadores lo aplicaron hasta 15 minutos después de haber introducido el veneno.
«Descubrimos que podía bloquear la cicatrización del tejido y el dolor relacionado con las picaduras de medusa. Es súper emocionante»
El autor principal, Greg Neely
Otro de los autores principales, Raymond (Man-Tat) Lau, está entusiasmado con el futuro de este proceso experimental, explicando cómo es la primera vez que alguien utiliza la disección molecular para estudiar los mecanismos de funcionamiento de un veneno.