Se ha dicho que la Antártida es el continente menos conocido de la Tierra, y aún quedan muchos misterios sobre su mundo subterráneo. Los datos magnéticos y sísmicos, así como los radares de penetración terrestre instalados en los aviones, tienen un límite para ver a través de la capa de hielo de 1,3 millas de espesor que cubre el 98% del continente.
Ahí es donde el GOCE de la Agencia Espacial Europea entra en la historia. Las intensidades de los campos gravitatorios cambian en función de los objetos a los que se asocian, y GOCE, con su sonda ultrasensible para medir la gravedad y su proximidad a la superficie de la Tierra, podría detectar masas en las profundidades de la superficie helada de la Antártida con un detalle impresionante.
«Lo bueno de GOCE es que podemos profundizar en la litosfera para llegar a las raíces de los continentes», dijo el Dr. Ferraccioli.
El Dr. Winter dijo que, a pesar de estos descubrimientos, la composición geológica exacta de la tierra más interna de la Antártida, que se encuentra en la Antártida Oriental, «aún está por descubrir». Una solución sería perforar el corazón del continente y tomar muestras de la roca directamente, utilizando los mapas de GOCE para guiar a los científicos que buscan el lugar perfecto para excavar.
Saber sobre qué roca se asienta la mayor capa de hielo del mundo es importante en un mundo que se calienta, ya que la geología subglacial influye en cómo se desplaza el hielo a medida que cambia el clima. Pero este estudio tiene implicaciones más significativas que profundizan mucho más en la comprensión de nuestro mundo.
La tectónica de placas es el motor que mueve nuestro planeta. Forja volcanes, alimenta atmósferas, excava cuencas oceánicas y crea cordilleras. No podemos entender toda la evolución de la Tierra si no podemos completar el rompecabezas, y los datos del satélite muerto acaban de ayudar a descubrir unas cuantas piezas más de las que faltan.