¿Una política de inducción del trabajo de parto en o más allá de las 37 semanas de gestación reduce los riesgos para los bebés y sus madres cuando se compara con una política de esperar hasta una edad gestacional posterior, o hasta que haya una indicación para la inducción del trabajo de parto?
Esta revisión se publicó originalmente en 2006 y posteriormente se actualizó en 2012 y 2018.
¿Cuál es el tema?
El embarazo promedio dura 40 semanas desde el inicio del último período menstrual de la mujer. Los embarazos que se prolongan más allá de las 42 semanas se describen como «postérmino» o «postdatales» y la mujer y su médico pueden decidir adelantar el parto mediante una inducción. Los factores asociados al parto postérmino incluyen la obesidad, el primer bebé y que la madre tenga más de 30 años.
¿Por qué es importante?
La gestación prolongada puede aumentar los riesgos para los bebés, incluido un mayor riesgo de muerte (antes o poco después del nacimiento). Sin embargo, inducir el parto también puede entrañar riesgos para las madres y sus bebés, especialmente si el cuello uterino de la mujer no está preparado para el parto. Las pruebas actuales no pueden predecir los riesgos para los bebés o su madre, como tal, y muchos hospitales tienen políticas sobre cuánto tiempo se debe permitir que los embarazos continúen.
¿Qué evidencia encontramos?
Se buscó la evidencia (17 de julio de 2019) y se identificaron 34 ensayos controlados aleatorios basados en 16 países diferentes y en los que participaron >21.500 mujeres (en su mayoría con bajo riesgo de complicaciones). Los ensayos compararon una política de inducción del trabajo de parto generalmente después de 41 semanas completas de gestación (> 287 días) con una política de espera (manejo expectante).
Una política de inducción del trabajo de parto se asoció con menos muertes perinatales (22 ensayos, 18.795 recién nacidos). Se produjeron cuatro muertes perinatales en el grupo de política de inducción del parto en comparación con 25 muertes perinatales en el grupo de espera. Se produjeron menos mortinatos en el grupo de inducción (22 ensayos, 18.795 recién nacidos), con dos en el grupo de política de inducción y 16 en el grupo de tratamiento expectante.
Las mujeres en los brazos de inducción de los ensayos fueron probablemente menos propensas a tener una cesárea en comparación con el tratamiento expectante (31 ensayos, 21.030 mujeres) y probablemente hubo poca o ninguna diferencia en los partos vaginales asistidos (22 ensayos, 18.584 mujeres).
Menos bebés ingresaron en la unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN) en el grupo de política de inducción del parto (17 ensayos, 17.826 bebés; evidencia de alta certeza). Una prueba simple de la salud del bebé (puntuación de Apgar) a los cinco minutos fue probablemente más favorable en los grupos de inducción en comparación con el tratamiento expectante (20 ensayos, 18.345 recién nacidos).
Una política de inducción puede hacer poca o ninguna diferencia en las mujeres que experimentan un traumatismo perineal y probablemente hace poca o ninguna diferencia en el número de mujeres que tienen una hemorragia posparto, o la lactancia materna en el momento del alta. No estamos seguros del efecto de la inducción o del tratamiento expectante sobre la duración de la estancia hospitalaria materna debido a las pruebas de muy baja certeza.
Para los recién nacidos, el número de traumatismos o encefalopatías fue similar en los grupos de inducción y de tratamiento expectante (pruebas moderadas y de baja certeza respectivamente). El neurodesarrollo en el seguimiento de la infancia y la depresión postnatal no se informaron en ninguno de los ensayos. Sólo tres ensayos informaron alguna medida de satisfacción materna.
¿Qué significa esto?
Una política de inducción del parto comparada con el manejo expectante se asocia con menos muertes de bebés y probablemente menos cesáreas; con probablemente poca o ninguna diferencia en los partos vaginales asistidos. El mejor momento para ofrecer la inducción del parto a las mujeres con 37 semanas de gestación o más justifica una mayor investigación, así como una mayor exploración de los perfiles de riesgo de las mujeres y sus valores y preferencias. Discutir los riesgos de la inducción del parto, incluidos los beneficios y los daños, puede ayudar a las mujeres a elegir con conocimiento de causa entre la inducción del parto para los embarazos, en particular los que continúan más allá de las 41 semanas, o esperar a que comience el parto y/o esperar antes de inducirlo. La comprensión de las mujeres sobre la inducción, los procedimientos, sus riesgos y beneficios, es importante para influir en su elección y satisfacción.