La extirpación de la vesícula biliar (colecistectomía) se recomienda generalmente para personas con síntomas relacionados con los cálculos biliares. Las personas con alto riesgo de complicaciones quirúrgicas -es decir, las personas mayores y las personas con enfermedades coexistentes- pueden encontrarse muy mal como consecuencia de la inflamación de la vesícula biliar. Durante la anestesia y la intervención quirúrgica, la capacidad del organismo para tolerar el estrés disminuye, sobre todo en las personas mayores y en las personas con enfermedades coexistentes. Por lo tanto, la cirugía puede ser perjudicial para estas personas que ya se encuentran mal. No se conoce el tratamiento clínico óptimo de estas personas. Se ha propuesto el drenaje externo del contenido de la vesícula biliar con una sonda guiada por escáneres (colecistostomía percutánea) como una de las formas de tratar a estos pacientes. Al drenar el contenido de la vesícula biliar, se puede eliminar cualquier material infectado del cuerpo y esto podría mejorar la salud. Algunos consideran que la colecistostomía percutánea es el único tratamiento necesario y realizan la colecistectomía sólo en aquellos que desarrollan complicaciones posteriores, mientras que otros recomiendan la colecistectomía rutinaria tras la colecistostomía percutánea. Se buscó revisar toda la información disponible en la literatura sobre este tema y se obtuvo información de ensayos clínicos aleatorios (estudios diseñados para disminuir el riesgo de llegar a conclusiones erróneas debido al favoritismo del investigador o a las diferencias en el tipo de personas que se someten a los diferentes tratamientos) para determinar el método óptimo de manejo de estas personas. Dos autores de la revisión recogieron los datos de forma independiente como forma de control de calidad.
Se identificaron dos ensayos con 156 participantes para esta revisión. Las comparaciones incluidas en estos dos ensayos fueron 1) colecistostomía percutánea más colecistectomía laparoscópica (extirpación de la vesícula biliar por orificio de llave) inmediatamente después de la mejora del estado general (colecistostomía percutánea seguida de colecistectomía laparoscópica temprana) versus colecistectomía laparoscópica planificada y retrasada realizada de forma rutinaria (1 ensayo; 70 participantes) y 2) colecistostomía percutánea versus tratamiento conservador (tratamiento de apoyo y tratamiento con antibióticos) (1 ensayo; 86 participantes). Ambos ensayos tenían un alto riesgo de error sistemático (propensos a llegar a conclusiones erróneas debido a la forma en que se diseñaron los ensayos y se analizaron los datos). No hubo diferencias significativas en la proporción de participantes que murieron o desarrollaron complicaciones entre ninguno de los grupos de comparación. La calidad de vida no se informó en ninguno de los ensayos. No hubo diferencias significativas en la proporción de participantes que requirieron conversión a colecistectomía abierta en la única comparación que informó este resultado (colecistostomía percutánea seguida de colecistectomía laparoscópica temprana versus colecistectomía laparoscópica tardía). La media de la estancia hospitalaria total y los costes medios fueron significativamente menores en el grupo de colecistostomía percutánea seguida de colecistectomía laparoscópica temprana en comparación con el grupo de colecistectomía laparoscópica tardía. Debido a los pocos ensayos incluidos en esta revisión y a su bajo tamaño de la muestra, existe el riesgo de errores aleatorios (juego de azar). Según las pruebas actuales disponibles, no se puede determinar el papel de la colecistectomía percutánea en el tratamiento clínico de los pacientes quirúrgicos de alto riesgo con colecistitis aguda. Se necesitan ensayos clínicos bien diseñados con bajo riesgo de errores sistemáticos y aleatorios sobre esta cuestión.