Las plantas necesitan alimentos que les proporcionen energía para sus diversas actividades metabólicas. Las plantas no pueden desplazarse de un lugar a otro en busca de alimento como los animales. Se quedan quietas y fabrican su propio alimento. Sabemos que las plantas verdes son autótrofas, es decir, que sintetizan su propio alimento mediante el proceso de fotosíntesis. En presencia de la clorofila, las plantas utilizan la energía de la luz solar para preparar el alimento a partir del dióxido de carbono y el agua. Las plantas son verdes debido a la clorofila presente en los cloroplastos de las células vegetales.
Por lo tanto, el proceso por el que las plantas verdes preparan su propio alimento, como la glucosa, a partir del dióxido de carbono y el agua, utilizando la energía de la luz solar en presencia de la clorofila se llama fotosíntesis. Este proceso tiene lugar en las hojas de la planta.
Las materias primas necesarias para la fotosíntesis son:
1. Dióxido de carbono
2. Agua
Ahora, vamos a entender cómo las plantas obtienen el Dióxido de Carbono
En la superficie de las hojas de las plantas hay un gran número de pequeños poros conocidos como estomas o estomas. Para la fotosíntesis las plantas verdes toman dióxido de carbono del aire. El dióxido de carbono entra en las hojas de la planta a través de los estomas presentes en su superficie. Cada poro estomático está rodeado por un par de células protectoras. La apertura y el cierre de los poros de los estomas están controlados únicamente por las células de guarda. Cuando el agua entra en las células de guarda, éstas se hinchan, se curvan y provocan la apertura del poro. Por otro lado, las células de guarda pierden agua; se encogen, se vuelven rectas y cierran el poro estomático. También se pierde una gran cantidad de agua de las células de las hojas de la planta a través de los poros estomáticos abiertos. Así, cuando la planta no necesita dióxido de carbono y quiere conservar el agua, los poros estomáticos se cierran.