¿Cómo afecta la AR a diferentes partes del cuerpo?

La AR es una enfermedad autoinmune. Los médicos también la clasifican como una enfermedad sistémica debido a los amplios cambios que puede provocar en diferentes partes del cuerpo.


Image credit: Stephen Kelly, 2018

Las articulaciones

La AR puede afectar a cualquier articulación del cuerpo, y comúnmente se desarrolla en los dedos, las manos y los pies.

La afección también puede afectar a las articulaciones de:

  • el cuello y sus vértebras
  • la columna vertebral
  • las rodillas
  • los tobillos
  • las caderas
  • los hombros

La AR se dirige principalmente al revestimiento de las articulaciones, llamado sinovio. La enfermedad hace que la membrana sinovial se inflame e hinche.

Cuando el revestimiento de una articulación se hincha, puede provocar rigidez, dolor y pérdida de movilidad. Las personas suelen experimentar dolor y rigidez en las articulaciones por las mañanas, y éste puede ser uno de los primeros signos de la AR.

El esqueleto

Las articulaciones contienen cartílago, que impide que los huesos se rocen. Con el tiempo, la inflamación provocada por la AR puede hacer que el cartílago se rompa.

Si los huesos rozan entre sí, puede dañarse permanentemente la articulación. Esta es una causa importante de dolor y rigidez en las personas con AR avanzada.

La artritis reumatoide también puede hacer que los huesos pierdan densidad, volviéndose más finos y frágiles. Esto aumenta el riesgo de roturas y fracturas.

La piel

En hasta un 20 por ciento de las personas con AR, se forman nódulos reumatoides cerca de las articulaciones. Se trata de pequeñas protuberancias firmes formadas por tejido inflamatorio.

Los nódulos reumatoides se desarrollan bajo la piel, sobre las zonas óseas. Aunque suelen ser indoloros y generalmente no son motivo de preocupación, pueden causar molestias si una persona ejerce presión sobre ellos, como cuando se arrodilla.

La AR también puede causar inflamación en la piel, lo que a veces da lugar a:

  • manchas rojas
  • hinchazón
  • úlceras o lesiones

Cuando la AR afecta a la piel, una persona puede notar síntomas que van desde puntos rojos inofensivos hasta úlceras en las piernas o debajo de las uñas.

También pueden notar que las heridas cicatrizan más lentamente de lo habitual. Hay muchos factores que pueden provocar tiempos de cicatrización más largos en las personas con AR, incluida la vasculitis, o inflamación de los pequeños vasos sanguíneos de la piel.

Algunos medicamentos para la AR también pueden provocar erupciones cutáneas.

La boca

Las personas con AR son más propensas que otras a experimentar sequedad de boca, o xerostomía.

Tener AR aumenta el riesgo de que una persona desarrolle el síndrome de Sjogren, que provoca sequedad en los ojos y la boca. Al igual que la AR, el síndrome de Sjogren es un trastorno inflamatorio autoinmune.

La AR también puede hacer que los conductos de la saliva se estrechen o se cierren, lo que provoca una incómoda sensación de sequedad en la boca y dificultad para comer y tragar.

La sequedad crónica de la boca también puede contribuir a la gingivitis y a la caries dental.

Los ojos

El AR también puede causar inflamación en los ojos, así como el síndrome del ojo seco, que puede provocar una irritación continua y acabar dañando la córnea.

Los efectos de la AR en los ojos pueden incluir:

  • queratitis sicca, o síndrome del ojo seco
  • escleritis, o inflamación del blanco de los ojos
  • uveítis, o inflamación del interior del ojo
  • oclusión vascular retiniana, o bloqueo de los vasos sanguíneos del ojo
  • glaucoma, que daña el nervio óptico
  • cataratas, que son el resultado de la inflamación del cristalino

Los pulmones

En alrededor del 80 por ciento de las personas, la AR afecta a los pulmones. Los efectos no suelen ser lo suficientemente graves como para causar síntomas. Sin embargo, la inflamación prolongada en los pulmones puede provocar fibrosis pulmonar, que puede causar cicatrices y dificultades respiratorias.

También pueden formarse nódulos reumatoides en los pulmones, aunque no suelen ser motivo de preocupación.

Algunos medicamentos para la AR pueden hacer que el sistema inmunitario sea menos eficaz. Esto puede hacer que las personas sean más vulnerables a las infecciones respiratorias, incluidas la neumonía y la tuberculosis.

El corazón

La inflamación de la AR puede dañar el corazón y los vasos sanguíneos. En algunos casos, las consecuencias son potencialmente mortales.

La AR puede causar las siguientes complicaciones:

  • Anemia: La inflamación no controlada puede provocar anemia por deficiencia de hierro. Esto se refiere a un nivel bajo de glóbulos rojos, y puede causar dolores de cabeza y fatiga.
  • Aterosclerosis: La inflamación crónica puede dañar las paredes de los vasos sanguíneos. Esto puede hacer que el cuerpo absorba más colesterol, lo que puede provocar la acumulación de placa en el interior de las arterias. El término médico para esto es aterosclerosis.
  • Ataque cardíaco o accidente cerebrovascular: Si la placa se acumula y bloquea una arteria u otro vaso sanguíneo, puede producirse un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular.
  • Pericarditis: La AR puede causar inflamación en el revestimiento del corazón (el pericardio), y esto puede provocar dolor en el pecho.

Los nervios

La AR causa inflamación e hinchazón, lo que puede comprimir los nervios de la zona. Cuando esto ocurre, la persona puede notar entumecimiento u hormigueo en las manos o los pies.

Cuando la AR se desarrolla en la muñeca, puede provocar el síndrome del túnel carpiano. Esto ocurre cuando el tejido inflamado de la muñeca aprieta un nervio que se extiende desde el antebrazo.

Los pies

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La AR puede desarrollarse en las articulaciones de los dedos de los pies.

Si la AR afecta a los pies, puede limitar la movilidad de la persona. Dado que los pies soportan todo el peso del cuerpo, el dolor de la AR puede llegar a ser intenso.

La afección suele desarrollarse en las articulaciones de los dedos de los pies y, con menor frecuencia, en los tobillos.

La AR en los pies también puede provocar:

  • Bursas inflamadas: Estos sacos llenos de líquido suelen aparecer en los pulpejos de los pies y pueden causar dolor crónico.
  • Nódulos: Estos pequeños y firmes bultos pueden formarse en la almohadilla del talón, el tendón de Aquiles y otras zonas óseas.
  • Callos y callosidades: Estos parches de piel dura y gruesa tienden a desarrollarse a medida que cambia la forma del pie. Pueden dar lugar a úlceras si la persona no recibe tratamiento.
  • Compresión nerviosa: Cuando la AR daña una articulación, esto puede comprimir los nervios circundantes y causar entumecimiento y hormigueo.
  • Problemas de circulación: La inflamación de los vasos sanguíneos y el daño articular pueden bloquear el flujo de sangre a los pies. Los pies o los dedos pueden entumecerse con facilidad o desarrollar un tinte azulado.

La mente y el cerebro

Muchas personas con AR pueden experimentar síntomas psicológicos o neuronales, incluyendo:

  • niebla cerebral
  • depresión
  • cuestiones cognitivas
  • cambios en el comportamiento

Estos síntomas pueden surgir:

  • como efectos secundarios de la medicación
  • como resultado de la inflamación en todo el cuerpo
  • cuando el daño en los huesos de las articulaciones lleva a una compresión de los nervios cercanos

Los riñones y el hígado

Los medicamentos recetados para la AR pueden causar complicaciones, incluyendo daño hepático y renal. Esto puede ser consecuencia del uso prolongado de analgésicos o antiinflamatorios.

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