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Una variedad de patologías retinianas o más centrales pueden causar déficits del campo visual que se limitan a regiones particulares del espacio visual. Dado que las relaciones espaciales en las retinas se mantienen en las estructuras visuales centrales, un análisis cuidadoso de los campos visuales puede indicar a menudo el lugar del daño neurológico. Los déficits relativamente grandes del campo visual se denominan anopsias y los más pequeños, escotomas (véase el recuadro A). El primer término se combina con varios prefijos para indicar la región específica del campo visual de la que se ha perdido la vista (Figuras 12.7 y 12.8).

Figura 12.7

Curso de la radiación óptica a la corteza estriada. Los axones que transportan información sobre la porción superior del campo visual barren el cuerno lateral del ventrículo en el lóbulo temporal (asa de Meyer) antes de llegar al lóbulo occipital. Esos (más…)

Figura 12.8

Déficits del campo visual resultantes de daños en diferentes puntos de la vía visual primaria. El diagrama de la izquierda ilustra la organización básica de la vía visual primaria e indica la localización de diversas lesiones. Los paneles de la derecha (más…)

Los daños en la retina o en uno de los nervios ópticos antes de llegar al quiasma provocan una pérdida de visión que se limita al ojo de origen. En cambio, los daños en la región del quiasma óptico -o más centralmente- dan lugar a tipos específicos de déficit que afectan a los campos visuales de ambos ojos (figura 12.8). Los daños en las estructuras centrales del quiasma óptico, como el tracto óptico, el núcleo geniculado lateral, la radiación óptica y la corteza visual, provocan déficits que se limitan al hemisferio visual contralateral. Por ejemplo, la interrupción del tracto óptico de la derecha provoca una pérdida de visión en el campo visual izquierdo (es decir, ceguera en el campo visual temporal del ojo izquierdo y en el campo visual nasal del ojo derecho). Dado que dicho daño afecta a partes correspondientes del campo visual de cada ojo, se produce una pérdida completa de la visión en la región afectada del campo visual binocular, y el déficit se denomina hemianopsia homónima (en este caso, hemianopsia homónima izquierda).

En cambio, el daño al quiasma óptico produce déficits del campo visual que afectan a partes no correspondientes del campo visual de cada ojo. Por ejemplo, el daño a la porción media del quiasma óptico (que suele ser el resultado de tumores hipofisarios) puede afectar a las fibras que cruzan desde la retina nasal de cada ojo, dejando intactas las fibras no cruzadas de las retinas temporales. La pérdida de visión resultante se limita al campo visual temporal de cada ojo y se conoce como hemianopsia bitemporal. También se denomina hemianopsia heterónoma para destacar que las partes del campo visual que se pierden en cada ojo no se superponen. Los individuos con esta afección son capaces de ver tanto en el campo visual izquierdo como en el derecho, siempre que ambos ojos estén abiertos. Sin embargo, se pierde toda la información de las partes más periféricas de los campos visuales (que sólo ven las retinas nasales).

El daño de las estructuras visuales centrales rara vez es completo. En consecuencia, los déficits asociados a los daños en el quiasma, el tracto óptico, la radiación óptica o la corteza visual suelen ser más limitados que los mostrados en la figura 12.8. Esto es especialmente cierto en el caso de los daños a lo largo de la radiación óptica, que se extiende por debajo de los lóbulos temporal y parietal en su recorrido desde el núcleo geniculado lateral hasta la corteza estriada. Algunos de los axones de la radiación óptica se adentran en el lóbulo temporal en su camino hacia la corteza estriada, una anomalía denominada bucle de Meyer (véase la figura 12.7). El bucle de Meyer transporta información de la porción superior del campo visual contralateral. Las partes más mediales de la radiación óptica, que pasan por debajo de la corteza del lóbulo parietal, llevan la información de la porción inferior del campo visual contralateral. La lesión de partes del lóbulo temporal con afectación del asa de Meyer puede dar lugar a una cuadrantanopsia homónima superior; la lesión de la radiación óptica subyacente a la corteza parietal da lugar a una cuadrantanopsia homónima inferior.

La lesión de las estructuras visuales centrales también puede dar lugar a un fenómeno denominado sparing macular, es decir, la pérdida de visión en amplias zonas del campo visual, con excepción de la visión foveal. La dispersión macular suele producirse con daños en el córtex, pero puede ser una característica de los daños en cualquier parte de la vía visual. Aunque se han ofrecido varias explicaciones para la preservación macular, incluyendo el solapamiento en el patrón de las células ganglionares cruzadas y no cruzadas que suministran la visión central, la base de esta preservación selectiva no está clara.

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