Las válvulas venosas funcionan mal debido a varias razones. La causa más común es la debilidad hereditaria de las válvulas. La composición microscópica de las válvulas es anormal en las personas que tienen padres con problemas venosos. Estas válvulas débiles ceden, provocando una insuficiencia venosa.
Las hormonas femeninas, especialmente la progesterona, hacen que el tejido de las válvulas se ablande y ceda. La progesterona también hace que las paredes de las venas se dilaten, lo que separa las válvulas y hace que se produzcan fugas de sangre hacia atrás.
El embarazo ejerce una presión adicional sobre las válvulas de las venas, principalmente debido a un aumento de 100 veces en los niveles de progesterona en sangre, que hace que las venas y las válvulas se dilaten. El aumento del volumen de sangre también hace que las venas y la válvula se estiren y fallen.
Los coágulos de sangre pueden formarse en las válvulas y hacer que se cicatricen y se queden atascadas en la posición abierta, permitiendo que la sangre refluya en la dirección equivocada.
Por último, la edad, la gravedad y el hecho de estar de pie y sentada durante mucho tiempo pueden desgastar las válvulas, al igual que otras partes del cuerpo. Las válvulas debilitadas ceden y permiten que la gravedad haga que la sangre se acumule en las piernas.
Para obtener más información, consulte Preguntas frecuentes sobre las afecciones de las venas.