George Dillman puede ser el más famoso entre un puñado de artistas marciales que viajan por todo el mundo para enseñar a la gente el arte de la lucha con puntos de presión a cambio de una cuantiosa suma. En este vídeo, aparecido en National Geographic, demuestra su capacidad de concentrar el Chi, una especie de energía mística, para derribar a la gente sin siquiera tocarla.
No discuto que los artistas marciales puedan dejar inconsciente a un voluntario con un toque relativamente suave durante una demostración cuidadosamente controlada. Pero me pregunto cuán complaciente debe ser el asistente.
Quizás el principio subyacente en este caso sea el poder de la sugestión en lugar de causar una sobrecarga en el sistema nervioso o utilizar un truco mental jedi.
Si este método de lucha es tan eficaz, ¿por qué no se utiliza en las competiciones de artes marciales mixtas? Tal vez porque se tarda años en dominarlo, es demasiado peligroso para usarlo en un luchador de jaula delicado, o puede ser contrarrestado por un movimiento involuntario de la lengua o del dedo del pie.
Las explicaciones de los puntos de presión y la acupuntura tienen mucho en común. De hecho, los puntos del cuerpo donde se entrena a los artistas marciales para golpear se encuentran a lo largo de los llamados meridianos de la terapia de pinchazos. Un estudio reciente sobre la acupuntura demostró que no importa dónde se claven las agujas.
Los curanderos también pueden noquear a la gente, pero su explicación es un poco diferente.