Philip Kosloski – publicado el 09/04/17
El trabajo puede convertirse en algo no sólo práctico, sino espiritual.
El trabajo es una parte esencial de la sociedad. Innumerables personas van a trabajar cada día, ya sea en una fábrica, en una oficina, en una escuela o incluso en su casa. San Juan Pablo II escribió en Laborem exercens: «Con el trabajo se debe ganar el pan de cada día y contribuir al continuo avance de la ciencia y de la técnica y, sobre todo, a elevar incesantemente el nivel cultural y moral de la sociedad»
Aunque la mayor parte del trabajo se ocupa de lo secular, no tiene por qué carecer de significado espiritual. Al trabajar participamos en aquella llamada original de Adán en el jardín a «labrar» y «guardar» y respondemos a la llamada de Dios en nuestras propias vidas para utilizar los dones y talentos que tenemos para el bien de la sociedad.
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Para ayudarte a santificar tu trabajo cada día, aquí tienes cinco poderosas oraciones que elevan el trabajo a una dimensión espiritual y dan un sentido añadido a lo que a veces puede ser una rutina monótona.
Oración del Papa St. Pío X
O glorioso San José, modelo de todos los que se dedican al trabajo, alcánzame la gracia de trabajar con espíritu de penitencia para expiar mis muchos pecados; de trabajar a conciencia, anteponiendo la llamada del deber a mis inclinaciones naturales; de trabajar con agradecimiento y alegría, considerando un honor emplear y desarrollar por medio del trabajo los dones recibidos de Dios; trabajar con orden, paz, moderación y paciencia, sin rehuir nunca el cansancio y las pruebas; trabajar sobre todo con pureza de intención y desprendimiento del yo, teniendo incesantemente ante mis ojos la muerte y la cuenta que debo dar del tiempo perdido, de los talentos no utilizados, del bien omitido y de la vana complacencia en el éxito, tan fatal para la obra de Dios.
Todo por Jesús, todo por María, todo según tu ejemplo, oh Patriarca, San José. Tal será mi consigna en la vida y en la muerte. Amén.
Oración a San José Obrero
José, con el trabajo de tus manos y el sudor de tu frente, sostuviste a Jesús y a María, y tuviste al Hijo de Dios como compañero de trabajo.
Enséñame a trabajar como tú, con paciencia y perseverancia, por Dios y por aquellos a los que Dios me ha dado para sostener. Enséñame a ver en mis compañeros de trabajo al Cristo que desea estar en ellos, para que sea siempre caritativo y comprensivo con todos.
Déjame mirar el trabajo con los ojos de la fe, para que reconozca en él mi participación en la propia actividad creadora de Dios y en la obra de Cristo de nuestra redención, y así sentirme orgulloso de él.
Cuando sea agradable y productivo, recuérdame dar gracias a Dios por él. Y cuando sea pesada, enséñame a ofrecerla a Dios, en reparación de mis pecados y de los del mundo. Amén
Oración por el trabajo
Y cuando encuentre trabajo, que aproveche bien mi tiempo, considerándolo como un tesoro. Ayúdame a crecer en la virtud del orden, realizando mi trabajo con puntualidad, atención y constancia. Que pueda desarrollar un plan bien estructurado que me permita vivir equilibradamente mi vida espiritual, familiar, profesional y social.
Oración antes de un día de trabajo
Dirige, te rogamos, Señor, nuestras acciones por tus santas inspiraciones, y haz que las llevemos a cabo con tu bondadosa asistencia, para que toda oración y obra nuestra comience siempre por ti, y por ti termine felizmente. Amén.
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