Aquí hay tres oraciones para la protección del Enemigo y sus malvados secuaces, los demonios.
Para reconocer al Enemigo
Padre Justo, te pido que me ayudes a ver al Enemigo cuando ataca para que pueda reconocer cuando lo hace. Sé que lucho contra un enemigo invisible que es más fuerte que yo. No estoy luchando contra la carne y la sangre, sino contra los poderes de las tinieblas y los gobernantes del mal, contra las autoridades, contra los poderes cósmicos en la era actual. Entiendo que estoy luchando contra las fuerzas espirituales del mal en los lugares celestiales (Ef 6:12). Gracias, Dios, por proveer la armadura que necesitaré hoy y todos los días, incluyendo la coraza de justicia que Tú proveíste, el cinturón de la verdad, el escudo de la fe, el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es Tu Palabra (Ef 6:13-17). En el Poderoso Nombre de Jesús ruego. Amén.
Al entrar en territorio enemigo
Padre Dios, por favor ayúdame a defenderme hoy cuando entre en territorio enemigo en este mundo. Si comparto el evangelio con los perdidos, sé que me estoy oponiendo al príncipe de las tinieblas y a su malvado ejército de demonios y estoy entrando en su reino. Jesús, sé que soy como un cordero entre los lobos (Lucas 10:3). Pero también sé que los demonios están sometidos a ti, Señor, (Lucas 10:17), que ningún enemigo que se me oponga prevalecerá porque tengo tu propia autoridad para llevar el evangelio al reino de las tinieblas, que nos has dado poder sobre el enemigo (Lucas 10:19), y que «ninguna arma que se vuelva en contra tendrá éxito» (Isaías 54:17). Porque has derrotado al enemigo en la cruz, te pido que me protejas de los que se oponen a mí, incluyendo a los que están bajo el dominio de Satanás, ya que es para tu propósito que vaya hoy y cada día a buscar a los perdidos; que pueda tener el poder que viene del Espíritu Santo y el poder y la autoridad que vienen de ti para ser tus testigos en todo el mundo (Hechos 1:8); y que vas conmigo dondequiera que vaya hoy y estás conmigo incluso hasta el final de esta era presente (Mateo 28:20). En el nombre del Soberano Rey de reyes y Señor de señores, Jesucristo, te ruego. Amén.
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Más grande es el que está en ti que el que está en el mundo
Padre Dios, sé que tu Espíritu dentro de mí es más grande que él, el maligno, que está en el mundo (1 Juan 4:4), y este enemigo actualmente tiene cautivos a los ciegos porque «el dios de este mundo ha cegado la mente de los incrédulos, para impedirles ver la luz del evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios.» (2 Cor 4:4). Por favor, ayúdame «a que Satanás no sea más astuto que sus maquinaciones» (2 Cor 2:11). Seguramente nunca ha renunciado a tratar de mantener cautivos a los que todavía están en su dominio, y muchos no pueden «escapar de la trampa del diablo» (2 Tim 2:26), que tiene secuestrado a todo el mundo (Ap 12:9) excepto a los que han sido liberados por Tu Hijo, Jesucristo. Por favor, ayúdame a saber que estoy seguro en Tus manos (Juan 10:28-29) y a no temer lo que el hombre o el enemigo puedan hacer, porque ya que Tú estás a mi favor, quién podría oponerse a mí (Rom 8:31). Por eso te doy las gracias, querido Señor y Gran Dios. En el precioso nombre del Cordero de Dios, que murió por mí, te ruego. Amén.
Conclusión
Cada día sabemos que, en su mayor parte, entramos en territorio enemigo, y que él nos ha tendido trampas y lazos para que caigamos, pero por eso Jesús dijo que debemos orar para que Dios nos libre de la tentación y del maligno (Mt 6:13). Ora para que te proteja del enemigo todos los días cuando pienses en él, porque Satanás es como un león rugiente, que ronda buscando a quien devorar (1 Pe 5:8).
Que Dios te bendiga ricamente,
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