1. Escribe por qué no funcionó y las formas en que no fuiste feliz y guarda esa lista contigo. Léela cuando inevitablemente empieces a pensar en todas las razones por las que los echas de menos y por las que eran tan perfectos para ti. Todos idealizamos el amor que una vez tuvimos, pero cuando lo recuperamos, nos damos cuenta de que es igual que antes. Cuando se trata del pasado, nada cambia sino la forma en que lo vemos. Sé consciente de ello.
2. Aprende a diferenciar entre amor, lujuria y apego. Ahora, argumentaré que el amor en realidad es una forma profunda de apego, pero en muchos sentidos, estos tres pueden ser experiencias diferentes y únicas que no se suman como causa suficiente para pasar el resto de tu vida con alguien. Está bien tener lujuria. Está bien estar apegado. Sin embargo, no tienes que estarlo para siempre.
3. Date cuenta de que las relaciones no deben hacerte sentir bien, sino que deben enseñarte algo y ayudarte a crecer. Permite que alguien sea parte de tu historia y no la escena trágica y final. Extrae de ella lo que necesites aprender. Si te ha enseñado todas las partes poco amorosas de ti mismo, trabaja en ellas, eso es lo que se supone que debe hacer. Tenemos una tendencia a exacerbar las relaciones por la forma en que las clasificamos como buenas, malas o feas, y sin embargo, por alguna razón, no importa qué camino tomemos, siempre queremos aferrarnos a ellas sólo un poco más.
4. Corta todo contacto. No puedes elegir en este momento, y es genial si algún día puedes entablar una amistad, pero hasta que tus sentimientos se hayan desvanecido, debes tomar distancia. Esto es absolutamente esencial. Deja de revisar sus redes sociales, no preguntes a tus amigos cómo les va. No tienes que ser un imbécil al respecto, y puedes hacerles saber educadamente que lo mejor para ti es alejarte un tiempo de ellos (aunque no suele ir tan bien) es importante que se diga y se siga a pesar de todo.
5. Permítete estar triste. Resistirse hace que sea peor de lo que es. Date tiempo para llorar y lamentar la pérdida de alguien que era una parte importante de tu vida. Luego déjalo ir, y ámate lo suficiente como para dejarte ir también. Es decir, permítete alejarte de ellos en el sentido metafórico. Nadie más te dará permiso.
6. No te frustres cuando tus pensamientos vuelvan inevitablemente a esa persona. Simplemente deja que entren en receso y pasen. Esta es realmente la forma en que deberías lidiar con todos tus pensamientos negativos, pero hacerlo se vuelve cada vez más difícil cuando el tema es algo a lo que quieres aferrarte como un adicto. Tienes que aceptar el hecho de que dejar que esos pensamientos te arrastren y se desvanezcan es lo mejor que puedes hacer por ti misma y por tu relación post-relación.
7. No esperes superarlos si estás sentada en tu cama todo el día pensando en ellos. Sal y haz lo que te gusta, ve a visitar a los amigos con los que has perdido el contacto. Enamórate de otras cosas y personas y de ti mismo. Hay más amores en tu vida además del romántico, y cuando aprendes a encantarte con ellos, te encuentras con que cada vez necesitas menos a una persona importante.
8. Acepta que puede que nunca los superes, pero deja que formen parte de tu historia de todos modos. No todos los amores tienen que desembocar en una promesa de pasar juntos para siempre, y eso no significa que lo que tuvisteis no fuera real, valioso o hermoso. Parte de la historia puede ser que simplemente siempre los quisiste, incluso mucho después de haber terminado, ¿y sabes qué? Si me preguntas, no importa cómo resulte a largo plazo, eso es lo más hermoso que puedes experimentar: amar a alguien a pesar de todo. La única pega es que tienes que ser capaz de hacerlo de forma aceptada, o te enterrarás en tu dolor de corazón para el resto de tu vida.
9. Empieza a desapegarte. Algo que todos tenemos que asumir es el hecho de que nos apegamos a otras personas en función de lo que pensamos que pueden aportarnos: ya sea de forma subconsciente o no, entramos casi en modo pánico cuando nos dejan porque no sabemos cómo vamos a salir adelante. Pero lo haremos, porque siempre lo hacemos.
10. Aprende a tomar tus sentimientos y a canalizarlos como combustible para impulsarte hacia algo más grande. En todo caso, motívate para triunfar a pesar de ellos. No es la forma más positiva de afrontar las cosas (y sí creo que deberías hacer las cosas por ti mismo) pero por ahora, mientras estás luchando, no es la peor forma de afrontarlo. Deja que hagan lo que vinieron a hacer a tu vida: que te hagan mejorar, sea como sea.